24 nov 2007

Viaje a Perú

El Perú.


Salimos pronto, jmm, casi 13:40 del mediodía, 12 horas de vuelo para cruzar el charco. 16º C de temperatura en Lima, directos con el taxi (40 soles) hasta el HI de Miraflores. El Jet Lag nos afectó, teníamos sueño y estábamos cansados, algo de comida y a la cama. El barrio de Miraflores es residencial y seguro.

Cabrón, perro, maltratador, cerdo, ZANCUDO se llama, tiene las patas largas, se encuentra en la zona de Pisco, dónde el terremoto. Sale de noche mientras duermes, te infecta con su aguijón, no tiene escrúpulos, saca tu sangre y te mete el veneno, ese veneno recorre tus nervios y te hincha la piel despertándote, entonces te das cuenta que algo te picó y ya no puedes hacer nada, rascarte, gritar, nada, lo único preocuparte mucho. Esto le pasó a Elena en Paracas, el pueblecito de una sola calle desde donde sales para ver las Islas Ballestas (hermanas pequeñas de las Galápagos), contratas tour desde el hostal, sales a las 8:00 en una barca rápida, bastante mas rápida que el bus desde Lima hasta Paracas, este, en un principio nos llevaría hasta Nazca, pero nos bajamos antes. En un principio, porque según la de la agencia de Lima no había salidas a causa del terremoto que hace un mes dejó sin techo a muchos y sin vida a muchos otros. Desde el bus ves el destrozo en las aldeas, las casas de adobe se derrumbaron llevandose consigo esperanza, aunque no toda porque ves la reconstrucción y la ayuda humanitaria con manos de todos los colores.

Parece que vamos muy deprisa, acelerados, solo hace dos días que entramos e Perú y hoy casi estamos llegando a Nazca, vimos Miraflores, Paracas y sus islas encantadoras, no por su olor a caca del Colmorán, dicen que su caca, el guayano, es una de los mejores fertilizantes del mundo, se ven cientos de ellos. Es encantadora por su paisaje, cientos de Colmoranes posados en la roca, leones marinos tomando el sol, pingüinos peruanos, flamencos, buitres de cuello rojo, mejillones, erizos y estrellas de mar componen el paisaje.
El “premier” guayano, así lo llaman, es el mejor abono, lo recogen cada año en sacos y lo venden. Debe ser complicado recogerlo porque las islas son rocas rugosas de muy difícil acceso, se contemplan cuevas y aberturas de formas oblicuas que hacen de pasarelas a otros peñones mas alejados.

Ahora estamos en el bus hacia Nazca, mirando a derecha y a izquierda solo se ve desierto, paisaje árido y poco nítido, al final vemos montañas cubiertas de arena.

A la 13:30 nos apeamos del bus y sin pensar estábamos metidos en un taxi hacia el aeródromo de Nazca, ciudad pequeña y destartalada en plena pampa (desierto), el taxista con música a todo volumen, ventanillas abiertas, aire seco entrando por los orificios nasales… . Entramos a el aeródromo y te cascan un Vhs desgastado de la cultura Nazca: Las famosas lineas, fósiles encontrados, civilización antigua. Después de 45 minutos te metes en el aeroplano, tres turistas y el comandante, es enano. Santiago, de A Coruña, 41 años, nos acompaña de copiloto.

Brumm, brumm, preparando motores. “451 pidiendo para despegar. Si 451 está libre, viento 20 nudos, turbulencias esporádicas, urgggg. Arriba”
Primera impresión. “el piloto es bueno, buen despegue”. Seguimos y un par de turbulencias. Ves como se aleja la ciudad y te adentras en la pampa, al final se ven cordilleras y mirando hacia el suelo miles de líneas. Haces el recorrido de 35 minutos para ver 13 de los muchos dibujos marcados en la arena: un mono, un astronauta, un árbol, un colibrí, una araña, una ballena, un cóndor, etc. Es increíble la perfección de sus líneas, dicen que solo se aprecian desde el aire, si bajas no ves nada, solo líneas rectas. Los dibujos tienen entre 80 y 120 metros de longitud. Existen varias hipótesis, la más plausible es la de la científica alemana Marie Reiche: Se dibujaron entre los años 600 a.C. y 600 d.C. Las líneas formaban un calendario astronómico creado para fines agrícolas. Y la menos probable que la hicieron los extraterrestres.

El vuelo cuesta 160 soles por persona y no sabría decir si merece la pena, pero ya que estábamos, coño, pues lo hacemos. Fuera nervios y pensamientos pesimistas. Te mareas bastante al hacer los giros de 360º, con turbulencias, tomando fotos, el ruido ensordecedor de la hélice. De otra avioneta salio una chica empapada de sudor y vomitando. El poner los pies en tierra da placer, bastante más que estar en el aire.

Pensamos en como trabajaban los antiguos para sobrevivir en este desierto mientras comíamos brochetas, lomo polar y pollo a la milanesa, acompañados de Santiago. Aquí viven bien, mejor que los que prueban suerte en España. La teoría del taxista que nos acercó a ver los acueductos es que las personas que marchan no saben trabajar en su tierra y lo mas fácil es salir, van engañados.
Estos acueductos son una obra de ingeniería alucinante, son tubos escavados en la tierra hace miles de años, usados para transportar el agua desde las montañas. Durante todo el recorrido del acueducto hay pozos en espiral que recogen el viento y así airean el agua. El guía que nos explicó el funcionamiento cuenta que debe haber cientos de canales en el subsuelo.
Luego autobús, dormidos hasta Arequipa, 100 soles por persona, toda la noche sobando en cómodos sillones.

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Arequipa.

Si os digo la verdad es demasiado grande, hablando con taxistas entrados en años te cuentan el cambio sufrido, “No renuevan nada. Lo bonito es lo antiguo”.
El centro histórico con sus calles empedradas y simétricas. Vimos casas coloniales. Al atardecer nos desplazamos en taxi, 3 soles, hasta el barrio de Yanahuara, contemplamos el Misti desde un mirador. El Misti es un volcán que sigue activo, de vez en cuando ves gases que salen de su cráter, es bello porque está solo, no tiene mas montañas a su alrededor, liso, sin vegetación, me imagino que no tiene amigos.
En el centro (Cercado) nos alojamos, después de ver varios hoteles, en el Castilla, 55 soles la noche, muy cerquita de la magnífica plaza de Armas, es grande y la luz nocturna la embellece.

El sol en Arequipa es abrasador, nos dijeron que esta zona es la cuarta en el mundo con el agujero más grande en la capa de ozono, eso significa, por lo menos en mi cuerpo, dolor de cabeza, piel quemada, labios cortados, boca seca….

La idea era ver el Museo Santuario Andino donde está Juanita, una niña perteneciente a la realeza Inca aún es estado de congelación. Más tarde adentrarnos en el Monasterio de Santa Catalina, monasterio de monjas de clausura muy bien conservado. Es un pueblo dentro de la ciudad, con calles que recuerdan a ciudades españolas. La explicación que dan no contiene nada de verdad, te lo ponen todo muy bonito, monjas venidas desde España con su dote acuestas, dando su vida a Dios. Pero la otra realidad es que tenían esclavos negros, las hacían todo, todo, todo. Parece ser que montaban orgías dentro del monasterio y hasta que no pusieron orden los altos mandos de la Iglesia no pararon, pobres hermanas.

Recorrimos la ciudad a pie, cenamos y alquilamos un coche para recorrer el cañón del Colca durante dos días (un cañón infinitamente profundo a unos 100Km de Arequipa). Dejamos todo a la espera de que Carlos o Viky, desde Madrid, nos mandaran por fax la fotocopia del carné de conducir, tuvimos el despiste de dejarlo en Madrid y es peligroso que te pillen sin el, pero alquilarlo lo alquilan bajo tu responsabilidad. A las 8:30 a.m quedamos con los de la compañía de alquileres, el fax llegó pero no se apreciaba nada. ¿Que hacemos?, nos preguntamos mientras desayunábamos. Se nos ocurrió pasar por una notaría a pedirles que nos certificaran la autenticidad, pero no pudo ser. Entonces, una idea. Como es la cabeza del ser humano, busca soluciones y muy pocas veces, por lo menos en nuestro caso las consigue. Nos dirigimos consternados a la policía turística, “Ayer noche nos robaron el carné de conducir, o puede que se nos perdiera.” , Con la denuncia en nuestro poder éramos libres, pasaríamos los posibles controles y así fue, nos pararon antes de llegar a Chivay (primer pueblo del Colca) y nos pidieron todo, carné, seguro, papeles.

Tres horas hasta Chivay, los oídos pitan, subes hasta 4.300 metros, para luego dormir en Chivay a 3.600 metros de altitud. A esa altura los movimientos cansan mucho mas, creo que hasta los pensamientos se nublan, reaccionas un poco mas tarde a todo, pero la excursión merece la pena. Atraviesas primero la pampa, luego montones de montañas y cordilleras peladas por el viento helado, a veces vemos salinas, otras vicuñas y alpacas (especie de llama-oveja) pastando en las laderas, el agua corre del deshielo y forma en puntos mas altos estalactitas pegadas a la roca.

Chivay es pequeño, aparcamos en frente de nuestro hotelito, 25 soles la noche. Es un pueblo de montaña con gente agradable y accesible, aunque les molesta salir en las fotos. Vimos a Jesús, el chico pamplonica, hablamos un rato y decidimos acercarnos a las piscinas naturales a relajarnos. El agua sale a 38º C y se está de lujo mirando las montañas, la variedad de colores en la roca, el sol poniéndose y apareciendo poco a poco las estrellas. Escuchando música de flautas, sintiendo el vapor de agua. Fuera frío, dentro placer, gustillo.
Cenamos con unos amigos en el restaurante pizzería el Lobo, muy bueno, quedamos en Puno el domingo 14/10 por la tarde para currarnos una excursión por el Titicaca.
Jesús, el chico de Pamplona, dejó a un lado su tour organizado por el Colca y se vino con nosotros a la mañana siguiente para ver el vuelo del Condor.

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Hoy 14 de octubre me he levantado recordando el viaje de ayer. Apasionante ruta en todo terreno por las pistas del Cañón más profundo del mundo, se precipitan en tus pupilas una intensa gama de colores. En una hora nos plantamos en la Cruz del Condor, es el mirador desde dónde mejor se aprecia a este carroñero. De repente, de la nada, salieron seis cóndores majestuosos planeando a casi 4000 metros, giran con la cola y te pasan por encima de la cabeza.
Unos 45 minutos estuvieron allí para los turistas impacientes. Debes llegar a las ocho de la mañana para verlos, pensamos que fácilmente les tenían amaestrados, les echaban de comer justo a esa hora, y la rutina de comida fácil les traía aquí.
Seguimos nuestro camino hacia Cabanoconde, un pueblecito con tejados de chapa y paredes de piedra y barro, es muy poco turístico y las gentes son formidables. Durante el recorrido parábamos a conversar con pastoras, a algunas las llevábamos hasta sus casas en el pueblo, la ranchera del 4x4 parecía un autobús. Subían encantados con la recolección de ese día, alfalfa para los cuis (especie de ratón-coballa que comen), mierdas secas de vaca para la lumbre…. A la llegada a Pincholo, otro pueblo del Cañón del Colca, un hombre tirado en el camino, borracho como una cuba, le ayudamos a incorporarse y hablamos en la plaza del pueblo con varios habitantes, están deseándolo, contarte cosas y sobre todo que les hables de tu país.

Una mujer hizo el ritual del Pachamama en la cuneta del camino, nos enseño que siempre antes de beber debes darle a la Tierra un traguito mientras rezas, así la Tierra te lo agradecerá con lluvias y buenas cosechas. La última pastora que llevamos nos hablaba de sus chacra, de sus cultivos y de su familia, nos abrió las puertas de su humilde casa y del gallinero. Ella era de Achola, otro pueblecito. Allí tuvimos la suerte de disfrutar de un día de fiesta. Cada año las chacras de la iglesia las cultiva una familia, esa fiesta era justo el día en que cambiaban de familia, lo celebraban con música, bailes y rezos hasta el anochecer. Jesús, Elena y yo nos integramos y seguimos su ruta por las calles del pueblo.
Después de la sensación especial de disfrutar de un día pleno, sin que el sexo estuviera en medio, nos marchamos hasta Arequipa.

Por la mañana, autobús hasta Puno (6horas, 15 soles). San Cristóbal del Sur fue la compañía elegida, aquí vimos de primera mano el cambio radical entre una compañía normal y Cruz del Sur. Pasan vendedores ambulantes de ungüentos milagrosos contra el reuma, la artritis, dolores musculares, etc. Lo verdaderamente milagroso es que la gente se lo cree y los compra, tanto que el vendedor vacía su maletín. Además lo utilizan nada más comprarlo impregnando el autobús de un famoso olor “Vicksvaporus”

Puno es una media ciudad con poca cosa que ver, exceptuando que es el puerto del lago navegable mas alto del mundo (Titicaca). El hostal, está bien, limpio, barato, aunque el agua sale templada.
A 18 Km. y justo hoy, nos dijeron que había una fiesta, el pueblo es Chucuito, como no vamos para ya. Al principio, la primera visión fue que todo el pueblo se encontraba sentada alrededor de la plaza bebiendo y comiendo. Los puestos callejeros se repetían en su tipo de ventas, la mayoría eran de prenda textil y comida variada, chancho frito (cochinillo), pinchos de pollo, fruta, rollitos de nubes coloreadas…. Seguimos persiguiendo música, otra plaza, una calle estrecha y una puerta cerrada, de allí salía, llamamos y nos abrieron unos camareros, detrás de sus cuerpos distinguíamos una fiesta, gente bailando, nos invitaron a pasar, parecía una boda, iban todos trajeados. Rápidamente una cerveza en tus manos, sonrisas amigas y comentarios varios. El mas borracho de todos, Martín, hombre entrado en años, regordete y bajito conversaba con nosotros. “Y de que parte de España, conocéis a Jesulín, es amigo mío, a Manzanares y al Fundi, son todos amiguetes, les he llamado y van a venir a la fiesta, J aja. Toma un trago”
A los 20 minuto la orquesta salía de la casa, una hilera de emparejados la seguía, primero por la plaza del pueblo y luego por las calles, todos cantando “Esta noche estamos casados pero mañana estaremos solteros”
Decidimos retirarnos para no manchar el nombre de nuestro país, ya teníamos en las barrigas varios litros de cusqueña (cerveza de la zona), cogimos un colectivo (autobús local) hasta Puno.

A las 8 p.m, ya no éramos dos, ni siquiera tres, nos juntamos nueve españoles y un francés, esto suponía una difícil decisión para entrar a cenar. Vimos un restaurante y allí, acompañados de la música típica turista del lugar, un poco subida de volumen, tomamos algo y charlamos. Con algunos fue la despedida, Olga y Jesús (pareja de catalanes, y con otros la quedada, para el día siguiente marchar a conocer mejor el Titicaca.

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Titicaca. (Puma de piedra)


Una isla, en medio del Titicaca, cuatro turistas llegan a pasar una noche en compañía de una familia. En la isla no hay luz eléctrica, durante la noche la iluminación es lúgubre, de velas. Comen lo que ellos, sopas, papas, maíz, ensaladas de queso de cabra y tomate….
No llegan solos, son unos 9 turistas. Primero hacen una parada en las Islas Uros, islas artificiales ancladas en el agua hechas de raíz de Totora (Tipo de planta que crece en este lago). El suelo de las islas tiene un grosor de 2 metros y la actividad principal, de lo que sobreviven es del turismo, de la pesca y de la venta de totora que parece ser que tiene cualidades curativas.

Después de tres horas llegan a Amantani, la isla donde separan a los turistas. Los cuatro protagonistas salen de la barca siguiendo los pasos cortos de la Mama de la casa, recorren 200 metros, aún con un poco de claridad, entre chacras, caminos de tierra y cultivos. Llegan a la casa, una mansión dentro de esa minúscula isla, el lado derecho en forma de L, se compone de dos pisos, habitaciones en el primero y terraza y otras habitaciones en el segundo. La izquierda de un solo nivel tiene la cocina de leña, un mueble, una mesa y cuatro sillas. Los hijos, educados reciben a los cuatro turistas dándoles la bienvenida. Charlan un rato esperando que en breve la comida está en su punto, entre ellos piensan que se está bien allí, el aire es puro pero imagínate vivir aquí, en medio de un lago inmenso, sin agua corriente, luz eléctrica, con la misma compañía.
David, Jesús, Elena, Ángel, la isla y sus habitantes perfectamente relacionados, se adaptan entre ellos y entre todos se necesitan para seguir existiendo.

Los pensamientos eran difusos, todo era demasiado perfecto o natural para ser real, era un cuadro del realismo pintado por una mano maestra invisible, y ahora los turistas pertenecían a el lienzo, no, eran sometidos a él.
Comieron y conocieron al resto de la familia, el burro, las ovejas, los gatos…. Pasearon con excitación la isla, se fijaban en todo. Había farolas pero no estaban encendidas. Pensaban en alto, intentando desnudar el secreto de pueblo, creían que después de haberse marchado volverían a su vida cotidiana con todas sus comodidades, tv, radio, luz… Todo era falso y estaba hecho para el turista. La marihuana hizo efecto en los cuatro y las sensaciones de manipulación se multiplicaban. Dentro ya, de su propia familia, los trataban de forma inerte, insensible, obligada para sacarse la paga extra.
La realidad, preguntada y verificada por ellos mismos, era que necesitan el turismo, las familias se rotan durante los días del año y se preparan en cada momento para recibir al turista, las diez comunidades que forman la isla elijen por votación al presidente y este organiza las visitas y demás actuaciones como festejos religiosos.

El paseo de los cuatro surtió un efecto sobrecogedor, seguían pensando, y cada vez con más razón que era todo una mentira, que las cámaras escondidas le grababan para estudiar sus reacciones. Según caminaban aparecían niños tocando el tambor y la Sampoña (especie de armónica), al rato desaparecían escondiendo la mano pedigüeña. Mas tarde un partido de voleibol entre habitantes vestidos con trajes regionales y turistas marcados por el sol.

A las 6:30 de la tarde aconsejaron llegar a la cena en la casa, hasta después no hubo ningún tipo de comunicación con los miembros familiares, la madre enana se abalanzó e intentó por todos los medios dar pena. Luego el marido hace preguntas sobre la familia, el trabajo e invita a los huéspedes a subir a la habitación, ahí piensan, ¿Será el fin de nuestra fantasía isleña o durante la noche habrá alguna sorpresa mayor?
Los hijos aparecen solo para las comidas y el padre no les deja meter baza. Entre ellos hablan Aimara.

Para los cuatro fue una experiencia enriquecedora, además se pudieron conocer mejor. La vuelta al día siguiente la hicieron pasando por Taquile, otra isla vecina, recorrieron la superficie durante una hora, luego comieron y después bajaron hasta el puerto principal por una escalera de piedra con 500 escalones.
Acordémonos que este lago, titicaca, pertenece a dos países, Perú y Bolivia. Existe un dicho en esta zona. “Titi para Perú y Caca para Bolivia”


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Llegamos a Puno a las tres de la tarde, fuimos a por los billetes de autobús hacia Cuzco para la salida del día siguiente, en el trayecto pensamos aconsejar a cualquiera que viaje al titicaca que lo haga sin intermediarios que vaya directo al puerto y no se deje engañar por las agencias.

A Jesús se le olvido la cámara de fotos en el taxi y aunque parezca increíble, haciendo indagaciones, preguntando a taxistas, denunciando en la policía incompetente y sobre todo con esperanza se la devolvieron seis horas mas tarde, el taxista se la quedó pero interceptamos a su jefe en la estación de buses y él mismo la recupero esperando una recompensa, fue un milagrín.

Dormimos hoy en buen hotel (el buho) con agua caliente, vaya duchazo.

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Seis horas de viaje hasta Cuzco (40 soles) en bus. Llegada a Cuzco, búsqueda de hostal en el barrio de San Cristóbal, paseo por la ciudad que marca la diferencia en el Perú. Entre montañas rapadas, una villa colonial española que antes fue capital indiscutible del imperio Inca. Cenamos escuchando música en directo y a sobar.

A las nueve de la mañana cojimos el coche de alquiler, esta vez más grande, éramos dos más, Aitor y Maitane. Visitamos varias ruinas de templos sagrados incas, las piedras que utilizaban eran enormes, no se sabe como pudieron llevar a cabo esa obra, sobre todo el transporte, la unión entre una y otra sin argamasa, todas encajan a al milímetro, como un puzzle. Vimos en otro templo de piedra el altar donde hacían los sacrificios humanos, está en el interior de una roca que imita el vientre de la madre tierra. (Pachamama).

Las vistas del valle sagrado son fabulosas, no hay un momento de descanso, la vida se toca y se mezcla con el visitante. Agarramos un desvío hacia las salinas. La pista que coges con el coche te da una visión desde la altura, un recoveco entre dos montañas totalmente blanco. Una de las montañas desliza desde su interior un riachuelo de agua salada y caliente, va pasando de piscina en piscina hasta completar todas. El sol hace su función de evaporación en las piscinas llenas y poco a poco el agua va evaporándose y deja la sal de la vida o ese polvo blanco que enriquece cualquier comida.

Pasamos Ullabamba y dormitamos en Oyataitambo por 30 soles la habitación doble con baño, es el pueblo mas cercano a Aguas Calientes. Jesús, que no subirá al MachuPichu se lleva el coche a la mañana siguiente y los demás pensamos en la ruta a escoger, no es nada fácil si te propones intentarlo por caminos alternativos a la ruta turística.

Posibilidades:

En tren: 47 dólares el billete mas barato ida a las 10 de la noche y vuelta después de dos días a las 5:45 de la mañana.

En autobús: No es posible para un viajero con el tiempo limitado.

Andando: Por las vías del tren mas de un día de camino.

En coche (Taxi): 700 soles, 5 pax con vuelta a Cuzco. Bordeando las montañas, entrando en la pre-selva hasta Santa María, luego Santa Marta, después la estación hidroeléctrica y por último 2 horas 30 minutos andando por las vías del tren hasta el MachuPichu.

Nuestra elección fue el coche y en que puto momento.
Antes de comenzar esta odisea os presento a Leónidas, nuestro taxista, creyente y amante de Perú. Uno de sus dichos es que “las montañas tienen vida propia aquí y todas las parte del mundo”, por eso cuando tuvimos niebla se encendió un cigarro y sopló su humo para que la montaña absorbiera la niebla. Tiene mujer y un hijo de cuatro años y lleva cuatro días sin verlos por culpa del corte en la carretera hacia Santa María.

En ese paso (corte de carreteras) comienza nuestra aventura. La elección fue subir al Machupichu por un camino alternativo rodeando las montañas. Cogimos el taxi durante dos horas hasta el paso, el conductor de momento no era Leónidas sino el corrupto que mas adelante nos dejaría tirados. El paso era un corte de carretera por obras, asfaltaban la carretera y no se podía pasar, entonces cogimos el equipaje y andando entre las máquinas cruzamos al otro lado, allí nos montamos en toyota de Leónidas y seguimos la marcha. Las montañas son más verdes, mucha vegetación, cultivo de bananeras, las hojas son anchas, entrábamos en la selva.
La pista, a partir del paso no está asfaltada y con botes, derrapes y golpes en los bajos del coche estuvimos durante cinco horas hasta llegar a Santa Teresa.

Al rato paramos a comer en una especie de hospedaje, restaurante selvático y criadero de gallos de combate. La mujer nos hizo truchas fritas con papas y una sopa de cabeza de cordero con buen sabor pero de horrible aspecto, mientras el marido nos tocaba con su guitarra canciones de Perú, el condor pasa, etc.

Seguimos la ruta bacheada hasta llegar a un pueblucho, Santa María, que aparentaba iba a ser mucho mayor, la noche nos sobrevolaba, ya no éramos capaces de ver nada a más de dos metros de distancia, excepto el camino de cantos y arena iluminado por los faros del Toyota. La música de Grupo 5 y demás nos acompañaba durante todo el viaje, Leonidas nos presentaba los instrumentos, esta es la Sampoña (flauta)….
Varias horas tardamos en avistar signos de vida y movimiento, un motorista borracho parado en la cuneta. Los cantos rodados desprendidos de la pendiente de la montaña nos golpearon el lateral del coche. Una chica haciendo autostop sin pulgar.
Parecía infinito el camino, los movimientos del auto, el sonido del agua cayendo con fuerza por las montañas, los grillos e insectos gritaban con ganas y los sapos aplaudían nuestra llegada con guturaciones desde su garganta.
El camino se estrechaba, los baches aumentaban. Los viajeros del coche permanecían en silencio pensando, “¿dónde carajo estamos?”, “Si Santa María era pequeño, no había nada, el pueblo donde se supone que vamos será aún peor, no habrá ni alojamiento”.
Después de tres horas de coche entre montañas invisibles a nuestra vista pero perceptibles en las sombras de nuestra mente, giramos subiendo una pendiente y por acción divina, la luz de una cruz católica, enorme, encima de un cerro nos guió hasta el un punto de civilización, era Santa Teresa.

Es un pueblo semi-abandonado, hace ocho años ocurrió una desgracia allí, el río lo arrasó todo, muchos habitantes murieron por los desprendimientos. Tenían estación de ferrocarril que también se desplomó al vacío, el comboy fue destruido por la ola gigante, sepultando a sus pasajeros entre rocas y vegetación.

Eran ya las ocho de la tarde, después de instalarnos, llenar las barrigas de pollo frito, nos hablaron de aguas termales. Allí, de noche, en pelotas, nos metimos, un placentero baño en aguas calientes salidas del fondo de la tierra. Eran tres las piscinas de agua cristalina. Un baño mágico nos hizo olvidar el trayecto y recompensó el esfuerzo mental y físico del viaje.

Dormimos acongojados y agazapados entre las sábanas mientras llovía a mares en el exterior.

Nos levantamos temprano, 5:30 a.m, cogimos el taxi desde el pueblo hasta la hidroeléctrica, aquí sale una tren hasta puente ruinas y Aguas Calientes. Nosotros pasamos del tren utilizando su alfombra para caminar. El pateo de 10Km. por las vías es exquisito e inigualable, dos horas enteras de paisajes de ensueño, montañas altísimas, nosotros a sus pies pegados al curso del río Urubamba. Vemos vegetación en abundancia sin dejar pasar la luz.
10Km. de pensamientos te dan tiempo para hablar e imaginarte un mundo sorprendente, fresco, agradable, sano, pacífico, prehistórico, amenazador. La naturaleza se palpa con el tacto, los sonidos y el olor, no hace falta la vista que confunde porque no tiene imaginación.
¿Como es posible la vida humana aquí desde hace cientos de años? y ¿cómo llegaron a parar a este olvidado lugar?

Después de dos horas llegas hasta Puente Ruinas, falta una hora para subir hasta la ciudad Inca perdida, no descubierta hasta 1911, pero conservada en perfecto estado. La entrada son 120 soles para extranjeros, y menos mal que un alma caritativa, un hombre español nos prestó dinero, gracias estés dónde estés.
La hora que dura la ascensión, para Elena y para mi fue menor, hicimos autostop, la verdad es que las gradas y escalones son un rompe piernas sin descanso.

No voy a decir que la ciudad Inca en el monte Machupichu no sea una maravilla del mundo, pero parece familiar, no descubres nada nuevo. De niño siempre ves la foto, en puzzles, en comics, en tu libro de geografía a si que al menos en mi caso tenía impaciencia en saber que había alrededor, la situación, el volumen de las cimas del Machupichu. La sensación es “Incantadora”.

La hora a la que llegamos es justo la no recomendada, los grupos de turistas llegan en masa y no se puede andar entre los muros, son grupos octogenarios con bastones, que antes de morir les engañan para viajar y gastarse la pasta.
Estuvimos varias horas contemplando, admirando y discutiendo sobre la vida en este lugar olvidado del planeta, podría haber sido una ciudad de mujeres pero fueron encontrados objetos usados por hombres.

Esperamos dos horas a la pareja “a mi rollo”, y partimos a las tres de la tarde hacia la hidroeléctrica, bajamos en bus hasta Puente Ruinas y otros diez kilómetros por la vías del tren. Allí esperaba Leónidas con el coche impoluto. La pareja “a mi rollo” se quedó en Santa Teresa y David, Elena y yo proseguimos a las siete de la tarde, ya de noche, hacia Cuzco.

Llegamos a Santa María después de una hora y media, empezaba a llover en ese momento, nuestros cuerpos estaban cansados y debíamos arriesgarnos a pasar por el corte de la carretera, el otro taxista, el corrupto, no iba a venir a buscarnos y nuestra última oportunidad era que Leónidas consiguiera atravesar.
Preguntamos y estaba abierto. La lluvia arreciaba con fuerza, no se veía nada, encima la velocidad del auto aumentaba con las ganas de llegar a el otro lado. Los sapos verdes cantaban a la tromba de agua, esta hacía charcos y regueras, los afluentes de los ríos aumentaban el tamaño hasta tapar las curvas interiores de la carretera fangosa. Los limpiaparabrisas dejaron de moverse, el cristal se empañaba con nuestro aliento mortecino. Leónidas paró y lo arregló mostrando habilidades de mecánico.

Tuvimos un momento de verdadera angustia, de desesperación y, no lo digo con jovialidad, de muerte. En una de las curvas, el afluente había crecido demasiado y bajaba con mucha fuerza, las rocas caían hacia el precipicio, casi no pudimos pensar en lo que teníamos que sortear, no dio tiempo, una catarata caía directamente a la carretera por dónde debíamos pasar, nuestro coche se metió de lleno, resbalaba con el agua, todos apretamos nuestro trasero para hacer mas peso y los cinco segundos que tardamos en atravesar ese río bravo fueron verdaderamente largos y sudorosos. Al pasar nos miramos de una forma angelical, nos brillaban los ojos.

Proseguimos el viaje, atravesamos el paso con alguna dificultad y avanzamos hacia el puerto Málaga, la niebla intensa dificultaba la visión y los desprendimientos de rocas se multiplicaban, haciendo en algún momento paradas para quitarlas de la vía.

Creímos un buen momento para dormir, habíamos conseguido atravesar la puñetera montaña y el valle del infierno, pero a Leónidas le pasó igual. “Tengo sueño”. Paramos el auto y con un frío de pelotas intentamos dormir. Elena y yo en el maletero, no sé cuanto tiempo pasó, no dormí y se me hizo eterno, “Que coño hago aquí, joder”
Por fin retorno al volante llegando Cuzco a las 4:30 de la mañana, nos metimos en el peor hostal del planeta y dormimos hasta las 11:00 a.m, que por supuesto nos levantamos y cambiamos de hostal.


Cuzco.

A partir de aquí, tres día en Cuzco, la ciudad más bonita de Perú, paseamos relajados por sus calles estrechas, empedradas y empinadas. Compramos regalitos, comimos acompañados por ya, nuestra pequeña familia, Jesús y David.
Es una ciudad para vivir, sus gentes son agradables. Es la ciudad de la cultura, su entorno es arte, tiene demasiada historia como para pasar desapercibida. En su plaza de armas mataron los españoles al último rey Inca, lo degollaron por revelarse contra el despotismo, le engañaron. Le capturaron he hicieron que sus comandantes trajeran todo el oro y la plata posibles para poder liberarlo, fue una farsa, se quedaron con el metal y no cumplieron con su palabra.

Pasear y perderse es un triunfo, ir al mercado repleto de alimentos, escuchar por las esquinas, “llamadas, llamadas, Movistar, Claro”, las chicas no paran de gritarlo, contratadas exclusivamente para eso, llevan un cronómetro colgado al cuello para saber el tiempo que hablas. También se escucha, “cambio dólares, euros”.

El barrio de San Blas es especial, tomar el sol en su plazoleta y beberte una cusqueña en una terraza. También puedes pasar la tarde en uno de los balcones de la plaza de armas contemplando el movimiento humano, los que haceres de la gente.
Las edificaciones de Cuzco son bajas, dos alturas lo máximo, se encuentran patios interiores con el encanto de antaño. La comida es buena y si sales un poco del casco histórico, mas especialmente en la calle Wyanapata, encuentras dos restaurantes, limpios y muy baratos por 4 soles el menú, (1 euro).

Otra forma de pasar el rato es adentrarte en el bar Mama África, dónde pasan películas en versión original.
A Cuzco está prohibido venir en verano, todos los precios doblan y casi no se puede apreciar la divinidad del lugar. Quedan vestigios de la ciudad Inca, sobre todo piedras que forman las bases de algunas casas. Los peruanos tienen una gran imaginación, de casi cualquier cosa sacan un puma, un condor o una serpiente.

En esta ciudad bella y llena de arte nos despedimos de Jesús y David, compañeros de viajes a penas diez días, una suerte encontrarlos.

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No puede ser verdad, cuando te lo dicen no te lo crees, no lo puedes llegar a entender, se escapa a la imaginación humana; La forma, los colores, las sensaciones son vanales, quizás tengas un brevísimo instante con esta forma durante tu niñez recibiendo clase de religión. ¿Y qué tiempo hará allí?, ¿Y sus gentes?, serán como yo, habrán tenido el honor, o la condición de humanos con suerte. El arco iris.

Pues eso digo estamos en el paraíso. Este pueblo es perfecto, mas que el pueblo nuestra situación. Nos encontramos en las balsas, un hostal-hotel con casitas de madera. Bueno ahora estoy en su terraza escuchando el romper con fuerza del mar, corre un poco de viento fresco.
Bajo las escaleras encontrando a mi derecha una piscina iluminada artificialmente. Miro a mi izquierda una fila de mesas de madera estilo camping, detrás el bar-recepción, no hay nadie, es temporada baja. Giro a mi derecha casi 180º y estoy a punto de notar la arena entre mis pezuñas, la playa está ahí y también su océano, el pacífico azul añil, la arena está fresca. (Acabo de abrazar a Elena)

Un día nos ha costado llegar hasta aquí, pero entremedias del viaje en avión vimos el centro de Lima, una ciudad rara, vieja y sucia, pero no por eso fea, creo si lo queremos comparar con alguna ciudad europea, sería a Londres, sobre todo el ambiente.

Llegamos a Tumbes en avión, la ciudad mas al norte de Perú, otro secarral ya a pocos kilómetros de Ecuador, el combi nos transporta hasta Máncora y búsqueda de hotel.

Máncora, es el pueblo costero dónde veranea la jet-set de Perú, políticos y gente con pasta.
Hacemos paseos tranquilos por la playa, sen ven en ella cangrejos, muchos, sobre la arena, entre las rocas incrustaciones de percebes y sobrevolando las aguas del Océano pelícanos y alcatraces, estos últimos son los que hacen la caída libre, rompen la superficie del agua y bucean para pescar.
La comida es típica de pueblo costero, se dedican muchos a la pesca, otros al turismo, algunos a las artes y a menudo a surfear, pero eso sobre todo lo hacen los extranjeros, se ven bastantes hippiosos con sus puestos de gilipolleces, como joden estos últimos, están en los mejores lugares del mundo tocándose las pelotas y casi seguro que no solo viven de eso, tendrán una cuenta corriente de sus mamaitas. (mi opinión sin querer ofender a nadie).

Hoy nuestro último día, un viaje con final agradable y sano, iremos a los baños de barro, a comer en algún bareto de mariscos y pescados y eso, a pasar el tiempo. Mañana salimos a las 9:30 a.m desde Tumbes hasta Lima y desde lima a Madrid. Espero que el viaje de retorno sea el establecido, sin ningún contratiempo, no me apetece pasarlo mal después de lo bien que fue todo.

Me queda una duda, ¿Porqué lo llaman a este país El Perú?, ¿Porqué es un país masculino?, si la población de mujeres triplica a la de hombres.


Fin.......