10 nov 2008

Reportaje Madagascar

Madagascar al natural

Esperando encontrarte un África de película o de libro, te encuentras con un país que pertenece a África, pero que en realidad no lo es tanto. Es una África “light”, esto no es ni mejor ni peor, es simplemente diferente a lo que esperas.

Tana, como la llaman los malgaches, es la capital de la república de Madagascar, se encuentra prácticamente en el centro geográfico del país. Es el único lugar en el que puedes hacer un poco de turismo cultural y visitar el palacio de la reina o el museo de historia, están en lo mas alto de una colina y hay siete, siete como los metros bajos tierra a los que deben estar enterrados sus muertos. La ciudad es un sube y baja continuo, los interminables tramos de escaleras hacen resquebrajar tus piernas pero te apetece ver mas y continuas andando, te pierdes por los mercados a buscar algo que merezca la pena, esquivas los muchos automóviles y motocicletas, un caos que parece organizado te absorbe, te desorienta, intentas subir la mirada incrustada en tu espacio vital para ver la arquitectura, no tiene un sentido establecido, la casa que aguanta al paso de los años sigue ahí, habitada, la que no ha podido aguantar también sigue ahí, habitada y reconstruida de un modo ortodoxo.
La vida bulle desde el amanecer hasta el anochecer, la compra y la venta te persigue por todas las esquinas, las aceras son para eso, para el comercio, no para los peatones. Montas en un taxi-brousse y si paras por cualquier motivo te venden, golpean las ventanillas para ofrecerte empanadillas, bananas, dulces, pescado, cangrejos de río…

Madagascar es natural porque el principal recurso turístico del país es la naturaleza, los múltiples parques nacionales, las reservas de lemures (el único lugar del planeta dónde puedes encontrar estos animales tan simpáticos en su hábitat salvaje), los bosques de baobabs (existen nueve clases y ocho de ellas están en Madagascar), las playas salvajes de arena blanca y aguas turquesas, las montañas repletas de bambú en Ranomafana, la muralla de piedras jurásicas de Isalo, la terrorífica fauna como: el camaleón, el bicho palo gigante, las serpientes, el fosa, el cocodrilo, las ranas multicolor, el escarabajo cuello largo, el tejedor, los sifakas y lemures, los gecos, los murciélagos, las tortugas, las ratas gigantes, la vanga, la carraca…

Es cierto que los paisajes son alucinantes y cambian cada 100 kilómetros, del desierto más desolador a los arrozales que desbordan los valles entre montañas, de la playa tropical abrasadora a los ríos furiosos y salvajes.

Las comunicaciones entre los pueblos son horribles, las carreteras, excepto la que baja desde Tana hasta Toliara, al suroeste de la isla, están desastrosas por culpa de los baches, los desvíos y los cortes. Hacer 700 kilómetros cuesta 22 horas y sin parar nada mas que 30 minutos para mear y comer. Todo esto merece la pena porque lo compartes con ellos, con el otro recurso turístico, el humano, la población malgache es extraordinaria, es exclusiva, es pacífica, es abierta. Tardas poco tiempo en conocerte, no tienen maldad en sus venas, viven tranquilos y lo agradecen todo con la sonrisa, caen bien. Los niños se lanzan a ti y hay infinidad, salen de cualquier rincón o arbusto, la magia de sus grandes ojos inocentes te hace vibrar y lo mejor es, que para conseguir esto solo debes acercarte a una escuela o a un poblado, no es necesario nada material.



Lo que no te puedes perder

-Hacer el trayecto en tren desde Fianarantsoa hasta Manakara, atravesando montañas, valles y pueblos dónde solo tiene ese medio de comunicación. Es el único tren de pasajeros en todo el país.

-Visitar el parque Nacional de Isalo. Una muralla natural de roca porosa en medio del desierto delimita el parque Nacional, el cañón de los Makis (lemures de cola anillada) y el de las ratas, también hacer la marcha de hora y media hasta el paraíso, una piscina natural.

-Pasar un domingo en la ciudad de Fianarantsoa y ver el espectáculo que ofrecen las peleas de gallos.

-Alquilar una moto o si no moverse en taxi para llegar hasta la avenida de los Baobabs en Morondava, árboles milenarios con leyenda propia.

-Compartir horas y horas con Malgaches en un taxi-brousse, es una experiencia difícil por la incomodidad de esta clase de transporte pero enriquecedora por la compañía.

-Pasar unos días de relax en algún bungalow de las playas naturales de Manguili o Ifaty. Aquí también puedes pasar las horas buceando y observando el arrecife de coral, pasearte por el bosque de los baobabs o comprar a los pescadores locales pescado fresco y hacerlo a fuego lento debajo de alguna palmera.



Que comer

La comida malgache se basa en el arroz, una familia puede consumir hasta 50 kilos de arroz al mes. El desayuno, la comida y la cena siempre es arroz acompañado de algún pescado frito, pollo o carne de cebú (animal parecido a la vaca pero con una joroba. También lo utilizan para arrastrar los carros y en la agricultura).
Durante las comidas y cenas es normal beber un vaso o dos del agua sobrante de la cocción del arroz y los jugos de frutas (mango, plátano…) se beben en cualquier momento, se sirven en puestos callejeros pero no es aconsejable porque los hacen con agua no tratada.
Está muy extendido el consumo de Ron Malgache, se puede tomar sólo o mezclado con limón, frambuesa, etc.

Para el turista será menos escrupuloso sentarte en los restaurantes de los hoteles y degustar platos como: Chuleta de Cebú, Gambas rebozadas, Brochetas de Mero, camarones, cocodrilo, langosta, carpaccio…


Como ir

No hay vuelos directos hasta Antananarivo desde España, salen desde París casi todos los días de la semana. Las compañías aéreas son: Air France y Air Madagascar esta última tiene menos frecuencia en los vuelos.


Que comprar

Es habitual hacer las compras en la capital, en los mercados se venden los mismos productos que pudieras encontrar en otras ciudades. Bolsos de rafia, monederos, zapatos y carteras hechas de piel de cocodrilo, especias (vainilla, jengibre, canela, paprika, cilantro, pimienta negra, azafrán…), coches, taxi-brusses, motos y aviones de juguete hechos de latas usadas, tallas de madera, telas, etc.


Como desplazarse

Los desplazamientos entre ciudades ha sido lo más complicado en nuestro viaje, es muy aconsejable alquilar una furgoneta o un todo terreno entre varias personas, porque otra opción es moverse en los taxi-brusses y dejaría el planning del viaje en manos divinas, estas mini furgonetas no tienen hora de salida ni de llegada, salen cuando se llenan y llegan si no has tenido ninguna avería.

Si quieres desplazarte en bicicleta se puede pero aconsejo tener una buena preparación, un buen equipo y muchas ganas.

Moverte por las carreteras de Madagascar en moto es una pasada, pero aviso de no viajar por las zonas de costa ni de manglares durante la noche, millones de mosquitos se cruzarán en tu camino.

Muchos turistas vuelan con Air Madagascar entre ciudades del interior, es buena idea si quieres aprovechar el tiempo, pero es caro y se debe reservar la plaza con mucha antelación porque las agencias que realizan los tours copan los vuelos.


Ten cuidado con…

Los malgaches tienen tabúes o fadys que se deben respetar como: no señalar las tumbas con el dedo o comer cerdo en algunas zonas del país.

Los mosquitos son incansables, siempre te acompañan, es aconsejable viajar con una mosquitera, por lo menos con ella las noches se hacen soportables. La zona de Manakara, al este de la isla, es la región con mayor índice de microbios y amebas de todo el mundo. Es peligroso llevar chanclas porque hay un mosquito que te pica y te deja las huevas dentro, es una picadura casi imperceptible, después de varios meses las huevas eclosionan y todo el interior de la planta del pie se convierte en un nido de gusanos.

Carteristas en los mercados centrales de Antananarivo y en los barrios de la periferia.

Estar atento si se sale por la noche en la capital, las calles están plagadas de prostitutas y de proxenetas.








Por Ángel Hurtado Muñoz