24 nov 2007

Viaje a Perú

El Perú.


Salimos pronto, jmm, casi 13:40 del mediodía, 12 horas de vuelo para cruzar el charco. 16º C de temperatura en Lima, directos con el taxi (40 soles) hasta el HI de Miraflores. El Jet Lag nos afectó, teníamos sueño y estábamos cansados, algo de comida y a la cama. El barrio de Miraflores es residencial y seguro.

Cabrón, perro, maltratador, cerdo, ZANCUDO se llama, tiene las patas largas, se encuentra en la zona de Pisco, dónde el terremoto. Sale de noche mientras duermes, te infecta con su aguijón, no tiene escrúpulos, saca tu sangre y te mete el veneno, ese veneno recorre tus nervios y te hincha la piel despertándote, entonces te das cuenta que algo te picó y ya no puedes hacer nada, rascarte, gritar, nada, lo único preocuparte mucho. Esto le pasó a Elena en Paracas, el pueblecito de una sola calle desde donde sales para ver las Islas Ballestas (hermanas pequeñas de las Galápagos), contratas tour desde el hostal, sales a las 8:00 en una barca rápida, bastante mas rápida que el bus desde Lima hasta Paracas, este, en un principio nos llevaría hasta Nazca, pero nos bajamos antes. En un principio, porque según la de la agencia de Lima no había salidas a causa del terremoto que hace un mes dejó sin techo a muchos y sin vida a muchos otros. Desde el bus ves el destrozo en las aldeas, las casas de adobe se derrumbaron llevandose consigo esperanza, aunque no toda porque ves la reconstrucción y la ayuda humanitaria con manos de todos los colores.

Parece que vamos muy deprisa, acelerados, solo hace dos días que entramos e Perú y hoy casi estamos llegando a Nazca, vimos Miraflores, Paracas y sus islas encantadoras, no por su olor a caca del Colmorán, dicen que su caca, el guayano, es una de los mejores fertilizantes del mundo, se ven cientos de ellos. Es encantadora por su paisaje, cientos de Colmoranes posados en la roca, leones marinos tomando el sol, pingüinos peruanos, flamencos, buitres de cuello rojo, mejillones, erizos y estrellas de mar componen el paisaje.
El “premier” guayano, así lo llaman, es el mejor abono, lo recogen cada año en sacos y lo venden. Debe ser complicado recogerlo porque las islas son rocas rugosas de muy difícil acceso, se contemplan cuevas y aberturas de formas oblicuas que hacen de pasarelas a otros peñones mas alejados.

Ahora estamos en el bus hacia Nazca, mirando a derecha y a izquierda solo se ve desierto, paisaje árido y poco nítido, al final vemos montañas cubiertas de arena.

A la 13:30 nos apeamos del bus y sin pensar estábamos metidos en un taxi hacia el aeródromo de Nazca, ciudad pequeña y destartalada en plena pampa (desierto), el taxista con música a todo volumen, ventanillas abiertas, aire seco entrando por los orificios nasales… . Entramos a el aeródromo y te cascan un Vhs desgastado de la cultura Nazca: Las famosas lineas, fósiles encontrados, civilización antigua. Después de 45 minutos te metes en el aeroplano, tres turistas y el comandante, es enano. Santiago, de A Coruña, 41 años, nos acompaña de copiloto.

Brumm, brumm, preparando motores. “451 pidiendo para despegar. Si 451 está libre, viento 20 nudos, turbulencias esporádicas, urgggg. Arriba”
Primera impresión. “el piloto es bueno, buen despegue”. Seguimos y un par de turbulencias. Ves como se aleja la ciudad y te adentras en la pampa, al final se ven cordilleras y mirando hacia el suelo miles de líneas. Haces el recorrido de 35 minutos para ver 13 de los muchos dibujos marcados en la arena: un mono, un astronauta, un árbol, un colibrí, una araña, una ballena, un cóndor, etc. Es increíble la perfección de sus líneas, dicen que solo se aprecian desde el aire, si bajas no ves nada, solo líneas rectas. Los dibujos tienen entre 80 y 120 metros de longitud. Existen varias hipótesis, la más plausible es la de la científica alemana Marie Reiche: Se dibujaron entre los años 600 a.C. y 600 d.C. Las líneas formaban un calendario astronómico creado para fines agrícolas. Y la menos probable que la hicieron los extraterrestres.

El vuelo cuesta 160 soles por persona y no sabría decir si merece la pena, pero ya que estábamos, coño, pues lo hacemos. Fuera nervios y pensamientos pesimistas. Te mareas bastante al hacer los giros de 360º, con turbulencias, tomando fotos, el ruido ensordecedor de la hélice. De otra avioneta salio una chica empapada de sudor y vomitando. El poner los pies en tierra da placer, bastante más que estar en el aire.

Pensamos en como trabajaban los antiguos para sobrevivir en este desierto mientras comíamos brochetas, lomo polar y pollo a la milanesa, acompañados de Santiago. Aquí viven bien, mejor que los que prueban suerte en España. La teoría del taxista que nos acercó a ver los acueductos es que las personas que marchan no saben trabajar en su tierra y lo mas fácil es salir, van engañados.
Estos acueductos son una obra de ingeniería alucinante, son tubos escavados en la tierra hace miles de años, usados para transportar el agua desde las montañas. Durante todo el recorrido del acueducto hay pozos en espiral que recogen el viento y así airean el agua. El guía que nos explicó el funcionamiento cuenta que debe haber cientos de canales en el subsuelo.
Luego autobús, dormidos hasta Arequipa, 100 soles por persona, toda la noche sobando en cómodos sillones.

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Arequipa.

Si os digo la verdad es demasiado grande, hablando con taxistas entrados en años te cuentan el cambio sufrido, “No renuevan nada. Lo bonito es lo antiguo”.
El centro histórico con sus calles empedradas y simétricas. Vimos casas coloniales. Al atardecer nos desplazamos en taxi, 3 soles, hasta el barrio de Yanahuara, contemplamos el Misti desde un mirador. El Misti es un volcán que sigue activo, de vez en cuando ves gases que salen de su cráter, es bello porque está solo, no tiene mas montañas a su alrededor, liso, sin vegetación, me imagino que no tiene amigos.
En el centro (Cercado) nos alojamos, después de ver varios hoteles, en el Castilla, 55 soles la noche, muy cerquita de la magnífica plaza de Armas, es grande y la luz nocturna la embellece.

El sol en Arequipa es abrasador, nos dijeron que esta zona es la cuarta en el mundo con el agujero más grande en la capa de ozono, eso significa, por lo menos en mi cuerpo, dolor de cabeza, piel quemada, labios cortados, boca seca….

La idea era ver el Museo Santuario Andino donde está Juanita, una niña perteneciente a la realeza Inca aún es estado de congelación. Más tarde adentrarnos en el Monasterio de Santa Catalina, monasterio de monjas de clausura muy bien conservado. Es un pueblo dentro de la ciudad, con calles que recuerdan a ciudades españolas. La explicación que dan no contiene nada de verdad, te lo ponen todo muy bonito, monjas venidas desde España con su dote acuestas, dando su vida a Dios. Pero la otra realidad es que tenían esclavos negros, las hacían todo, todo, todo. Parece ser que montaban orgías dentro del monasterio y hasta que no pusieron orden los altos mandos de la Iglesia no pararon, pobres hermanas.

Recorrimos la ciudad a pie, cenamos y alquilamos un coche para recorrer el cañón del Colca durante dos días (un cañón infinitamente profundo a unos 100Km de Arequipa). Dejamos todo a la espera de que Carlos o Viky, desde Madrid, nos mandaran por fax la fotocopia del carné de conducir, tuvimos el despiste de dejarlo en Madrid y es peligroso que te pillen sin el, pero alquilarlo lo alquilan bajo tu responsabilidad. A las 8:30 a.m quedamos con los de la compañía de alquileres, el fax llegó pero no se apreciaba nada. ¿Que hacemos?, nos preguntamos mientras desayunábamos. Se nos ocurrió pasar por una notaría a pedirles que nos certificaran la autenticidad, pero no pudo ser. Entonces, una idea. Como es la cabeza del ser humano, busca soluciones y muy pocas veces, por lo menos en nuestro caso las consigue. Nos dirigimos consternados a la policía turística, “Ayer noche nos robaron el carné de conducir, o puede que se nos perdiera.” , Con la denuncia en nuestro poder éramos libres, pasaríamos los posibles controles y así fue, nos pararon antes de llegar a Chivay (primer pueblo del Colca) y nos pidieron todo, carné, seguro, papeles.

Tres horas hasta Chivay, los oídos pitan, subes hasta 4.300 metros, para luego dormir en Chivay a 3.600 metros de altitud. A esa altura los movimientos cansan mucho mas, creo que hasta los pensamientos se nublan, reaccionas un poco mas tarde a todo, pero la excursión merece la pena. Atraviesas primero la pampa, luego montones de montañas y cordilleras peladas por el viento helado, a veces vemos salinas, otras vicuñas y alpacas (especie de llama-oveja) pastando en las laderas, el agua corre del deshielo y forma en puntos mas altos estalactitas pegadas a la roca.

Chivay es pequeño, aparcamos en frente de nuestro hotelito, 25 soles la noche. Es un pueblo de montaña con gente agradable y accesible, aunque les molesta salir en las fotos. Vimos a Jesús, el chico pamplonica, hablamos un rato y decidimos acercarnos a las piscinas naturales a relajarnos. El agua sale a 38º C y se está de lujo mirando las montañas, la variedad de colores en la roca, el sol poniéndose y apareciendo poco a poco las estrellas. Escuchando música de flautas, sintiendo el vapor de agua. Fuera frío, dentro placer, gustillo.
Cenamos con unos amigos en el restaurante pizzería el Lobo, muy bueno, quedamos en Puno el domingo 14/10 por la tarde para currarnos una excursión por el Titicaca.
Jesús, el chico de Pamplona, dejó a un lado su tour organizado por el Colca y se vino con nosotros a la mañana siguiente para ver el vuelo del Condor.

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Hoy 14 de octubre me he levantado recordando el viaje de ayer. Apasionante ruta en todo terreno por las pistas del Cañón más profundo del mundo, se precipitan en tus pupilas una intensa gama de colores. En una hora nos plantamos en la Cruz del Condor, es el mirador desde dónde mejor se aprecia a este carroñero. De repente, de la nada, salieron seis cóndores majestuosos planeando a casi 4000 metros, giran con la cola y te pasan por encima de la cabeza.
Unos 45 minutos estuvieron allí para los turistas impacientes. Debes llegar a las ocho de la mañana para verlos, pensamos que fácilmente les tenían amaestrados, les echaban de comer justo a esa hora, y la rutina de comida fácil les traía aquí.
Seguimos nuestro camino hacia Cabanoconde, un pueblecito con tejados de chapa y paredes de piedra y barro, es muy poco turístico y las gentes son formidables. Durante el recorrido parábamos a conversar con pastoras, a algunas las llevábamos hasta sus casas en el pueblo, la ranchera del 4x4 parecía un autobús. Subían encantados con la recolección de ese día, alfalfa para los cuis (especie de ratón-coballa que comen), mierdas secas de vaca para la lumbre…. A la llegada a Pincholo, otro pueblo del Cañón del Colca, un hombre tirado en el camino, borracho como una cuba, le ayudamos a incorporarse y hablamos en la plaza del pueblo con varios habitantes, están deseándolo, contarte cosas y sobre todo que les hables de tu país.

Una mujer hizo el ritual del Pachamama en la cuneta del camino, nos enseño que siempre antes de beber debes darle a la Tierra un traguito mientras rezas, así la Tierra te lo agradecerá con lluvias y buenas cosechas. La última pastora que llevamos nos hablaba de sus chacra, de sus cultivos y de su familia, nos abrió las puertas de su humilde casa y del gallinero. Ella era de Achola, otro pueblecito. Allí tuvimos la suerte de disfrutar de un día de fiesta. Cada año las chacras de la iglesia las cultiva una familia, esa fiesta era justo el día en que cambiaban de familia, lo celebraban con música, bailes y rezos hasta el anochecer. Jesús, Elena y yo nos integramos y seguimos su ruta por las calles del pueblo.
Después de la sensación especial de disfrutar de un día pleno, sin que el sexo estuviera en medio, nos marchamos hasta Arequipa.

Por la mañana, autobús hasta Puno (6horas, 15 soles). San Cristóbal del Sur fue la compañía elegida, aquí vimos de primera mano el cambio radical entre una compañía normal y Cruz del Sur. Pasan vendedores ambulantes de ungüentos milagrosos contra el reuma, la artritis, dolores musculares, etc. Lo verdaderamente milagroso es que la gente se lo cree y los compra, tanto que el vendedor vacía su maletín. Además lo utilizan nada más comprarlo impregnando el autobús de un famoso olor “Vicksvaporus”

Puno es una media ciudad con poca cosa que ver, exceptuando que es el puerto del lago navegable mas alto del mundo (Titicaca). El hostal, está bien, limpio, barato, aunque el agua sale templada.
A 18 Km. y justo hoy, nos dijeron que había una fiesta, el pueblo es Chucuito, como no vamos para ya. Al principio, la primera visión fue que todo el pueblo se encontraba sentada alrededor de la plaza bebiendo y comiendo. Los puestos callejeros se repetían en su tipo de ventas, la mayoría eran de prenda textil y comida variada, chancho frito (cochinillo), pinchos de pollo, fruta, rollitos de nubes coloreadas…. Seguimos persiguiendo música, otra plaza, una calle estrecha y una puerta cerrada, de allí salía, llamamos y nos abrieron unos camareros, detrás de sus cuerpos distinguíamos una fiesta, gente bailando, nos invitaron a pasar, parecía una boda, iban todos trajeados. Rápidamente una cerveza en tus manos, sonrisas amigas y comentarios varios. El mas borracho de todos, Martín, hombre entrado en años, regordete y bajito conversaba con nosotros. “Y de que parte de España, conocéis a Jesulín, es amigo mío, a Manzanares y al Fundi, son todos amiguetes, les he llamado y van a venir a la fiesta, J aja. Toma un trago”
A los 20 minuto la orquesta salía de la casa, una hilera de emparejados la seguía, primero por la plaza del pueblo y luego por las calles, todos cantando “Esta noche estamos casados pero mañana estaremos solteros”
Decidimos retirarnos para no manchar el nombre de nuestro país, ya teníamos en las barrigas varios litros de cusqueña (cerveza de la zona), cogimos un colectivo (autobús local) hasta Puno.

A las 8 p.m, ya no éramos dos, ni siquiera tres, nos juntamos nueve españoles y un francés, esto suponía una difícil decisión para entrar a cenar. Vimos un restaurante y allí, acompañados de la música típica turista del lugar, un poco subida de volumen, tomamos algo y charlamos. Con algunos fue la despedida, Olga y Jesús (pareja de catalanes, y con otros la quedada, para el día siguiente marchar a conocer mejor el Titicaca.

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Titicaca. (Puma de piedra)


Una isla, en medio del Titicaca, cuatro turistas llegan a pasar una noche en compañía de una familia. En la isla no hay luz eléctrica, durante la noche la iluminación es lúgubre, de velas. Comen lo que ellos, sopas, papas, maíz, ensaladas de queso de cabra y tomate….
No llegan solos, son unos 9 turistas. Primero hacen una parada en las Islas Uros, islas artificiales ancladas en el agua hechas de raíz de Totora (Tipo de planta que crece en este lago). El suelo de las islas tiene un grosor de 2 metros y la actividad principal, de lo que sobreviven es del turismo, de la pesca y de la venta de totora que parece ser que tiene cualidades curativas.

Después de tres horas llegan a Amantani, la isla donde separan a los turistas. Los cuatro protagonistas salen de la barca siguiendo los pasos cortos de la Mama de la casa, recorren 200 metros, aún con un poco de claridad, entre chacras, caminos de tierra y cultivos. Llegan a la casa, una mansión dentro de esa minúscula isla, el lado derecho en forma de L, se compone de dos pisos, habitaciones en el primero y terraza y otras habitaciones en el segundo. La izquierda de un solo nivel tiene la cocina de leña, un mueble, una mesa y cuatro sillas. Los hijos, educados reciben a los cuatro turistas dándoles la bienvenida. Charlan un rato esperando que en breve la comida está en su punto, entre ellos piensan que se está bien allí, el aire es puro pero imagínate vivir aquí, en medio de un lago inmenso, sin agua corriente, luz eléctrica, con la misma compañía.
David, Jesús, Elena, Ángel, la isla y sus habitantes perfectamente relacionados, se adaptan entre ellos y entre todos se necesitan para seguir existiendo.

Los pensamientos eran difusos, todo era demasiado perfecto o natural para ser real, era un cuadro del realismo pintado por una mano maestra invisible, y ahora los turistas pertenecían a el lienzo, no, eran sometidos a él.
Comieron y conocieron al resto de la familia, el burro, las ovejas, los gatos…. Pasearon con excitación la isla, se fijaban en todo. Había farolas pero no estaban encendidas. Pensaban en alto, intentando desnudar el secreto de pueblo, creían que después de haberse marchado volverían a su vida cotidiana con todas sus comodidades, tv, radio, luz… Todo era falso y estaba hecho para el turista. La marihuana hizo efecto en los cuatro y las sensaciones de manipulación se multiplicaban. Dentro ya, de su propia familia, los trataban de forma inerte, insensible, obligada para sacarse la paga extra.
La realidad, preguntada y verificada por ellos mismos, era que necesitan el turismo, las familias se rotan durante los días del año y se preparan en cada momento para recibir al turista, las diez comunidades que forman la isla elijen por votación al presidente y este organiza las visitas y demás actuaciones como festejos religiosos.

El paseo de los cuatro surtió un efecto sobrecogedor, seguían pensando, y cada vez con más razón que era todo una mentira, que las cámaras escondidas le grababan para estudiar sus reacciones. Según caminaban aparecían niños tocando el tambor y la Sampoña (especie de armónica), al rato desaparecían escondiendo la mano pedigüeña. Mas tarde un partido de voleibol entre habitantes vestidos con trajes regionales y turistas marcados por el sol.

A las 6:30 de la tarde aconsejaron llegar a la cena en la casa, hasta después no hubo ningún tipo de comunicación con los miembros familiares, la madre enana se abalanzó e intentó por todos los medios dar pena. Luego el marido hace preguntas sobre la familia, el trabajo e invita a los huéspedes a subir a la habitación, ahí piensan, ¿Será el fin de nuestra fantasía isleña o durante la noche habrá alguna sorpresa mayor?
Los hijos aparecen solo para las comidas y el padre no les deja meter baza. Entre ellos hablan Aimara.

Para los cuatro fue una experiencia enriquecedora, además se pudieron conocer mejor. La vuelta al día siguiente la hicieron pasando por Taquile, otra isla vecina, recorrieron la superficie durante una hora, luego comieron y después bajaron hasta el puerto principal por una escalera de piedra con 500 escalones.
Acordémonos que este lago, titicaca, pertenece a dos países, Perú y Bolivia. Existe un dicho en esta zona. “Titi para Perú y Caca para Bolivia”


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Llegamos a Puno a las tres de la tarde, fuimos a por los billetes de autobús hacia Cuzco para la salida del día siguiente, en el trayecto pensamos aconsejar a cualquiera que viaje al titicaca que lo haga sin intermediarios que vaya directo al puerto y no se deje engañar por las agencias.

A Jesús se le olvido la cámara de fotos en el taxi y aunque parezca increíble, haciendo indagaciones, preguntando a taxistas, denunciando en la policía incompetente y sobre todo con esperanza se la devolvieron seis horas mas tarde, el taxista se la quedó pero interceptamos a su jefe en la estación de buses y él mismo la recupero esperando una recompensa, fue un milagrín.

Dormimos hoy en buen hotel (el buho) con agua caliente, vaya duchazo.

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Seis horas de viaje hasta Cuzco (40 soles) en bus. Llegada a Cuzco, búsqueda de hostal en el barrio de San Cristóbal, paseo por la ciudad que marca la diferencia en el Perú. Entre montañas rapadas, una villa colonial española que antes fue capital indiscutible del imperio Inca. Cenamos escuchando música en directo y a sobar.

A las nueve de la mañana cojimos el coche de alquiler, esta vez más grande, éramos dos más, Aitor y Maitane. Visitamos varias ruinas de templos sagrados incas, las piedras que utilizaban eran enormes, no se sabe como pudieron llevar a cabo esa obra, sobre todo el transporte, la unión entre una y otra sin argamasa, todas encajan a al milímetro, como un puzzle. Vimos en otro templo de piedra el altar donde hacían los sacrificios humanos, está en el interior de una roca que imita el vientre de la madre tierra. (Pachamama).

Las vistas del valle sagrado son fabulosas, no hay un momento de descanso, la vida se toca y se mezcla con el visitante. Agarramos un desvío hacia las salinas. La pista que coges con el coche te da una visión desde la altura, un recoveco entre dos montañas totalmente blanco. Una de las montañas desliza desde su interior un riachuelo de agua salada y caliente, va pasando de piscina en piscina hasta completar todas. El sol hace su función de evaporación en las piscinas llenas y poco a poco el agua va evaporándose y deja la sal de la vida o ese polvo blanco que enriquece cualquier comida.

Pasamos Ullabamba y dormitamos en Oyataitambo por 30 soles la habitación doble con baño, es el pueblo mas cercano a Aguas Calientes. Jesús, que no subirá al MachuPichu se lleva el coche a la mañana siguiente y los demás pensamos en la ruta a escoger, no es nada fácil si te propones intentarlo por caminos alternativos a la ruta turística.

Posibilidades:

En tren: 47 dólares el billete mas barato ida a las 10 de la noche y vuelta después de dos días a las 5:45 de la mañana.

En autobús: No es posible para un viajero con el tiempo limitado.

Andando: Por las vías del tren mas de un día de camino.

En coche (Taxi): 700 soles, 5 pax con vuelta a Cuzco. Bordeando las montañas, entrando en la pre-selva hasta Santa María, luego Santa Marta, después la estación hidroeléctrica y por último 2 horas 30 minutos andando por las vías del tren hasta el MachuPichu.

Nuestra elección fue el coche y en que puto momento.
Antes de comenzar esta odisea os presento a Leónidas, nuestro taxista, creyente y amante de Perú. Uno de sus dichos es que “las montañas tienen vida propia aquí y todas las parte del mundo”, por eso cuando tuvimos niebla se encendió un cigarro y sopló su humo para que la montaña absorbiera la niebla. Tiene mujer y un hijo de cuatro años y lleva cuatro días sin verlos por culpa del corte en la carretera hacia Santa María.

En ese paso (corte de carreteras) comienza nuestra aventura. La elección fue subir al Machupichu por un camino alternativo rodeando las montañas. Cogimos el taxi durante dos horas hasta el paso, el conductor de momento no era Leónidas sino el corrupto que mas adelante nos dejaría tirados. El paso era un corte de carretera por obras, asfaltaban la carretera y no se podía pasar, entonces cogimos el equipaje y andando entre las máquinas cruzamos al otro lado, allí nos montamos en toyota de Leónidas y seguimos la marcha. Las montañas son más verdes, mucha vegetación, cultivo de bananeras, las hojas son anchas, entrábamos en la selva.
La pista, a partir del paso no está asfaltada y con botes, derrapes y golpes en los bajos del coche estuvimos durante cinco horas hasta llegar a Santa Teresa.

Al rato paramos a comer en una especie de hospedaje, restaurante selvático y criadero de gallos de combate. La mujer nos hizo truchas fritas con papas y una sopa de cabeza de cordero con buen sabor pero de horrible aspecto, mientras el marido nos tocaba con su guitarra canciones de Perú, el condor pasa, etc.

Seguimos la ruta bacheada hasta llegar a un pueblucho, Santa María, que aparentaba iba a ser mucho mayor, la noche nos sobrevolaba, ya no éramos capaces de ver nada a más de dos metros de distancia, excepto el camino de cantos y arena iluminado por los faros del Toyota. La música de Grupo 5 y demás nos acompañaba durante todo el viaje, Leonidas nos presentaba los instrumentos, esta es la Sampoña (flauta)….
Varias horas tardamos en avistar signos de vida y movimiento, un motorista borracho parado en la cuneta. Los cantos rodados desprendidos de la pendiente de la montaña nos golpearon el lateral del coche. Una chica haciendo autostop sin pulgar.
Parecía infinito el camino, los movimientos del auto, el sonido del agua cayendo con fuerza por las montañas, los grillos e insectos gritaban con ganas y los sapos aplaudían nuestra llegada con guturaciones desde su garganta.
El camino se estrechaba, los baches aumentaban. Los viajeros del coche permanecían en silencio pensando, “¿dónde carajo estamos?”, “Si Santa María era pequeño, no había nada, el pueblo donde se supone que vamos será aún peor, no habrá ni alojamiento”.
Después de tres horas de coche entre montañas invisibles a nuestra vista pero perceptibles en las sombras de nuestra mente, giramos subiendo una pendiente y por acción divina, la luz de una cruz católica, enorme, encima de un cerro nos guió hasta el un punto de civilización, era Santa Teresa.

Es un pueblo semi-abandonado, hace ocho años ocurrió una desgracia allí, el río lo arrasó todo, muchos habitantes murieron por los desprendimientos. Tenían estación de ferrocarril que también se desplomó al vacío, el comboy fue destruido por la ola gigante, sepultando a sus pasajeros entre rocas y vegetación.

Eran ya las ocho de la tarde, después de instalarnos, llenar las barrigas de pollo frito, nos hablaron de aguas termales. Allí, de noche, en pelotas, nos metimos, un placentero baño en aguas calientes salidas del fondo de la tierra. Eran tres las piscinas de agua cristalina. Un baño mágico nos hizo olvidar el trayecto y recompensó el esfuerzo mental y físico del viaje.

Dormimos acongojados y agazapados entre las sábanas mientras llovía a mares en el exterior.

Nos levantamos temprano, 5:30 a.m, cogimos el taxi desde el pueblo hasta la hidroeléctrica, aquí sale una tren hasta puente ruinas y Aguas Calientes. Nosotros pasamos del tren utilizando su alfombra para caminar. El pateo de 10Km. por las vías es exquisito e inigualable, dos horas enteras de paisajes de ensueño, montañas altísimas, nosotros a sus pies pegados al curso del río Urubamba. Vemos vegetación en abundancia sin dejar pasar la luz.
10Km. de pensamientos te dan tiempo para hablar e imaginarte un mundo sorprendente, fresco, agradable, sano, pacífico, prehistórico, amenazador. La naturaleza se palpa con el tacto, los sonidos y el olor, no hace falta la vista que confunde porque no tiene imaginación.
¿Como es posible la vida humana aquí desde hace cientos de años? y ¿cómo llegaron a parar a este olvidado lugar?

Después de dos horas llegas hasta Puente Ruinas, falta una hora para subir hasta la ciudad Inca perdida, no descubierta hasta 1911, pero conservada en perfecto estado. La entrada son 120 soles para extranjeros, y menos mal que un alma caritativa, un hombre español nos prestó dinero, gracias estés dónde estés.
La hora que dura la ascensión, para Elena y para mi fue menor, hicimos autostop, la verdad es que las gradas y escalones son un rompe piernas sin descanso.

No voy a decir que la ciudad Inca en el monte Machupichu no sea una maravilla del mundo, pero parece familiar, no descubres nada nuevo. De niño siempre ves la foto, en puzzles, en comics, en tu libro de geografía a si que al menos en mi caso tenía impaciencia en saber que había alrededor, la situación, el volumen de las cimas del Machupichu. La sensación es “Incantadora”.

La hora a la que llegamos es justo la no recomendada, los grupos de turistas llegan en masa y no se puede andar entre los muros, son grupos octogenarios con bastones, que antes de morir les engañan para viajar y gastarse la pasta.
Estuvimos varias horas contemplando, admirando y discutiendo sobre la vida en este lugar olvidado del planeta, podría haber sido una ciudad de mujeres pero fueron encontrados objetos usados por hombres.

Esperamos dos horas a la pareja “a mi rollo”, y partimos a las tres de la tarde hacia la hidroeléctrica, bajamos en bus hasta Puente Ruinas y otros diez kilómetros por la vías del tren. Allí esperaba Leónidas con el coche impoluto. La pareja “a mi rollo” se quedó en Santa Teresa y David, Elena y yo proseguimos a las siete de la tarde, ya de noche, hacia Cuzco.

Llegamos a Santa María después de una hora y media, empezaba a llover en ese momento, nuestros cuerpos estaban cansados y debíamos arriesgarnos a pasar por el corte de la carretera, el otro taxista, el corrupto, no iba a venir a buscarnos y nuestra última oportunidad era que Leónidas consiguiera atravesar.
Preguntamos y estaba abierto. La lluvia arreciaba con fuerza, no se veía nada, encima la velocidad del auto aumentaba con las ganas de llegar a el otro lado. Los sapos verdes cantaban a la tromba de agua, esta hacía charcos y regueras, los afluentes de los ríos aumentaban el tamaño hasta tapar las curvas interiores de la carretera fangosa. Los limpiaparabrisas dejaron de moverse, el cristal se empañaba con nuestro aliento mortecino. Leónidas paró y lo arregló mostrando habilidades de mecánico.

Tuvimos un momento de verdadera angustia, de desesperación y, no lo digo con jovialidad, de muerte. En una de las curvas, el afluente había crecido demasiado y bajaba con mucha fuerza, las rocas caían hacia el precipicio, casi no pudimos pensar en lo que teníamos que sortear, no dio tiempo, una catarata caía directamente a la carretera por dónde debíamos pasar, nuestro coche se metió de lleno, resbalaba con el agua, todos apretamos nuestro trasero para hacer mas peso y los cinco segundos que tardamos en atravesar ese río bravo fueron verdaderamente largos y sudorosos. Al pasar nos miramos de una forma angelical, nos brillaban los ojos.

Proseguimos el viaje, atravesamos el paso con alguna dificultad y avanzamos hacia el puerto Málaga, la niebla intensa dificultaba la visión y los desprendimientos de rocas se multiplicaban, haciendo en algún momento paradas para quitarlas de la vía.

Creímos un buen momento para dormir, habíamos conseguido atravesar la puñetera montaña y el valle del infierno, pero a Leónidas le pasó igual. “Tengo sueño”. Paramos el auto y con un frío de pelotas intentamos dormir. Elena y yo en el maletero, no sé cuanto tiempo pasó, no dormí y se me hizo eterno, “Que coño hago aquí, joder”
Por fin retorno al volante llegando Cuzco a las 4:30 de la mañana, nos metimos en el peor hostal del planeta y dormimos hasta las 11:00 a.m, que por supuesto nos levantamos y cambiamos de hostal.


Cuzco.

A partir de aquí, tres día en Cuzco, la ciudad más bonita de Perú, paseamos relajados por sus calles estrechas, empedradas y empinadas. Compramos regalitos, comimos acompañados por ya, nuestra pequeña familia, Jesús y David.
Es una ciudad para vivir, sus gentes son agradables. Es la ciudad de la cultura, su entorno es arte, tiene demasiada historia como para pasar desapercibida. En su plaza de armas mataron los españoles al último rey Inca, lo degollaron por revelarse contra el despotismo, le engañaron. Le capturaron he hicieron que sus comandantes trajeran todo el oro y la plata posibles para poder liberarlo, fue una farsa, se quedaron con el metal y no cumplieron con su palabra.

Pasear y perderse es un triunfo, ir al mercado repleto de alimentos, escuchar por las esquinas, “llamadas, llamadas, Movistar, Claro”, las chicas no paran de gritarlo, contratadas exclusivamente para eso, llevan un cronómetro colgado al cuello para saber el tiempo que hablas. También se escucha, “cambio dólares, euros”.

El barrio de San Blas es especial, tomar el sol en su plazoleta y beberte una cusqueña en una terraza. También puedes pasar la tarde en uno de los balcones de la plaza de armas contemplando el movimiento humano, los que haceres de la gente.
Las edificaciones de Cuzco son bajas, dos alturas lo máximo, se encuentran patios interiores con el encanto de antaño. La comida es buena y si sales un poco del casco histórico, mas especialmente en la calle Wyanapata, encuentras dos restaurantes, limpios y muy baratos por 4 soles el menú, (1 euro).

Otra forma de pasar el rato es adentrarte en el bar Mama África, dónde pasan películas en versión original.
A Cuzco está prohibido venir en verano, todos los precios doblan y casi no se puede apreciar la divinidad del lugar. Quedan vestigios de la ciudad Inca, sobre todo piedras que forman las bases de algunas casas. Los peruanos tienen una gran imaginación, de casi cualquier cosa sacan un puma, un condor o una serpiente.

En esta ciudad bella y llena de arte nos despedimos de Jesús y David, compañeros de viajes a penas diez días, una suerte encontrarlos.

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No puede ser verdad, cuando te lo dicen no te lo crees, no lo puedes llegar a entender, se escapa a la imaginación humana; La forma, los colores, las sensaciones son vanales, quizás tengas un brevísimo instante con esta forma durante tu niñez recibiendo clase de religión. ¿Y qué tiempo hará allí?, ¿Y sus gentes?, serán como yo, habrán tenido el honor, o la condición de humanos con suerte. El arco iris.

Pues eso digo estamos en el paraíso. Este pueblo es perfecto, mas que el pueblo nuestra situación. Nos encontramos en las balsas, un hostal-hotel con casitas de madera. Bueno ahora estoy en su terraza escuchando el romper con fuerza del mar, corre un poco de viento fresco.
Bajo las escaleras encontrando a mi derecha una piscina iluminada artificialmente. Miro a mi izquierda una fila de mesas de madera estilo camping, detrás el bar-recepción, no hay nadie, es temporada baja. Giro a mi derecha casi 180º y estoy a punto de notar la arena entre mis pezuñas, la playa está ahí y también su océano, el pacífico azul añil, la arena está fresca. (Acabo de abrazar a Elena)

Un día nos ha costado llegar hasta aquí, pero entremedias del viaje en avión vimos el centro de Lima, una ciudad rara, vieja y sucia, pero no por eso fea, creo si lo queremos comparar con alguna ciudad europea, sería a Londres, sobre todo el ambiente.

Llegamos a Tumbes en avión, la ciudad mas al norte de Perú, otro secarral ya a pocos kilómetros de Ecuador, el combi nos transporta hasta Máncora y búsqueda de hotel.

Máncora, es el pueblo costero dónde veranea la jet-set de Perú, políticos y gente con pasta.
Hacemos paseos tranquilos por la playa, sen ven en ella cangrejos, muchos, sobre la arena, entre las rocas incrustaciones de percebes y sobrevolando las aguas del Océano pelícanos y alcatraces, estos últimos son los que hacen la caída libre, rompen la superficie del agua y bucean para pescar.
La comida es típica de pueblo costero, se dedican muchos a la pesca, otros al turismo, algunos a las artes y a menudo a surfear, pero eso sobre todo lo hacen los extranjeros, se ven bastantes hippiosos con sus puestos de gilipolleces, como joden estos últimos, están en los mejores lugares del mundo tocándose las pelotas y casi seguro que no solo viven de eso, tendrán una cuenta corriente de sus mamaitas. (mi opinión sin querer ofender a nadie).

Hoy nuestro último día, un viaje con final agradable y sano, iremos a los baños de barro, a comer en algún bareto de mariscos y pescados y eso, a pasar el tiempo. Mañana salimos a las 9:30 a.m desde Tumbes hasta Lima y desde lima a Madrid. Espero que el viaje de retorno sea el establecido, sin ningún contratiempo, no me apetece pasarlo mal después de lo bien que fue todo.

Me queda una duda, ¿Porqué lo llaman a este país El Perú?, ¿Porqué es un país masculino?, si la población de mujeres triplica a la de hombres.


Fin.......

4 jul 2007

Viaje a India

Increíble India



Hace una media hora estaba escuchando voces femeninas cantando, se mezclaban con el ruido de los fuegos artificiales y en sonido del viento resbalando entre las hojas de los arboles, el olor no es preciso. Sentado esperando a Elena que se fue hacer pís, recuerdo el día y medio tan ajetreado y tortuoso que llevamos aquí.

Recopilamos muchos consejos de nuestros conocidos y amigos, pero creo que al llegar todo se nos olvidó (Madrid - Frankfurt - Delhi), se me olvidó como cuando haces un examen y te quedas en blanco. El aeropuerto nos absorbió, gente por todos sitios a la 1:30 a.m., de todas formas el trayecto de 13 horas se hizo pesado.

Pasar aduanas, detectores de metales, pasaporte, coger las mochilas (22,5 kg.), control de alcoholemia es coña, y por fin salir a la calle y encontrar taxi, eran todos tíos agobiando, mirando, tocándose y tocándonos.
Uno de los consejos españoles fue reservar hotel en Delhi, así lo hicimos, teníamos la reserva hecha y al del taxi le dijimos exactamente la calle, regateamos con las espaldas jodidas, bajamos de 280 rupias a 250 rupias.
El nombre del conductor no nos acordamos pero tenía familia, tres niños, en el trayecto de casi media hora vimos los medios de transporte, todo era un caos, el tráfico, aquí al que le suene más el pito gana. A veces conducen por la izquierda y otras por la derecha, nuestro taxista nos comentó lo de las obras del metro, trabajaban por la noche y hay calles cortadas, sin paso, vemos nuestro hotel estaba en una de esas calles y no parecía muy fiable, poca luz, gente durmiendo por todas partes, suciedad abundante, algunos coches y riskshaws aparcados en las glorietas. El chofer nos llevó a la tourist information, 24 horas abierta nos decía, despertamos a los currantes de allí, el chaval había estado en Italia, los dos tenían los relojes brillantes de tanto frotarlos.
Llamamos a diverso hoteles y nos dijeron que estaban llenos y no podían hacer nada, nos devolvieron el dinero de las reservas, llamamos y llamamos casi a 25 hoteles y todos full, al final de una hora y media teníamos dos opciones un avión a Leh (ladak) por 177 $ a las 7 a.m. (eran las 3:30 a.m.) y ya veríamos ó dirigirnos hacia la zona prohibida de Cachemira por 80 $, con esta segunda opción nos daban una oferta de una semana por 330€ todo incluido, una habitación doble en una casa barco, el avión salía a la 10,45. Mientras nos decidíamos llamamos a varios hoteles más y los precios de un 5 estrellas ascendía a 200€ (no viables).

Aceptamos la opción Cachemira pero la duda llegó, y que hacemos desde las 4:00 que eran hasta la hora de embarque, como no, ellos tenían la solución, hicieron una llamadita y a los 2 minutos vino el nuevo chofer, el antiguo aún seguía ahí. Nos fuimos habiendo dado 330€, sin dar pasaporte y con la sólo la palabra del hombre y un recibito.

Nos metieron en el coche con dos mendas con O de Inglés no sabíamos dónde íbamos y fue un momento de miedo real, en el cuarto de hora se nos pasó por la cabeza cantidad de atrocidades y fue el sumun al desviarnos de la carretera; pasar el coche frente una barrera con un segurata y adentrarnos en un barrio oscuro y sucio, pasaron el coche y tocaron el claxon dos veces, salió un hombre por una terraza, la edificación era de mucha altura parecía todos rebocados en cal, cogimos las mochilas y subimos acompañados del dueño de la casa, un hombre relajado también con familia, subiendo las escaleras te chocabas con cosas, no se veía, nos ofreció un té y nos dijo que relax que no pasaba nada, los tratos en la India se hacen de palabra, nos preguntó como cualquiera de los conocidos en el viaje, a que me dedicaba, de Elena pasaban.
El servicio era de película (foto) bueno en general fue todo de película, nos enseño a su mujer y sus hijos durmiendo, se fumó un fortuna y se fue acostar, antes de irnos de la agencia nos dijeron, la hora de encuentro seria a las 9:30 a.m. y el antiguo chofer, el de las 250 rupias nos sacó 400 rupias por esperar durmiendo.

Lo primero que hicimos Elena y yo fue mirarnos y abrazarnos pidiéndonos respuestas a todo aquello, hicimos, ya con mas confianza fotos al apartamento de lujo e intentamos dormir, sudamos como perros, vaya noche...

Al día siguiente nos despertaron los niños y al rato teníamos a chofer para ir al aeropuerto, después de desayunar tostadas y té nos fuimos, todo salió como nos dijeron excepto que el conflicto en kaschemir no ha terminado del todo, hay muchísimos controles militares, según aterrizas ves tanques antiaéreos, aviones militares, todos pendientes te miran de arriba a bajo, chequeandote.

Hacia calor, nos esperaba en el aeropuerto nuestro jefe de bote barco, Hamif, con nuestros nombres escritos en un folió. En el camino hacia el coche, todos eran militares, subimos a un Tata a estrenar (matricula JMU248), cogimos carretera Indira Ghandi, con las normales presentaciones, ¿Tu trabajo? ,Etc. A los 20 minutos llegamos a la ciudad de Srinaga (capital). Nos bajamos del Tata y nos metieron en una especie de góndola cubierta (sikkimm), que nos llevó a la casa barco, fueron 3 minutos de recorrido entre montón de copas de árboles hundidas en el lago, el agua era verde por eso mismo, me pareció maravilloso a pesar del recibimiento en este país.
Nos enseñaron la habitación, con su ventilador de techo, enmoquetada, cama de matrimonio, baño no muy sucio y agua caliente por fin una ducha después de 3 días.

Esta casa barco esta unida a otras casas barcos por medio de tablas y árboles, al final de estos pasillos viven todos los currantes y donde llamamos por teléfono a España.

El día de llegada nos prepararon chiquen kashmir, dool kashmir y todo kashmir, probamos el té, conocimos al cocinero Gulzard, nos hablaron del Dopp (hachís) y dormimos habiendo picado en la compra de 6 días con chofer, recorriendo diferentes lugares de la región a 180 € (era más seguro por la zona donde estábamos)

Primera ruta: (el guía se llamaba Hadim, era musulman cerrado)


Phalgam (río leeder valley 2:30 desde Srinaga)



Anantipura (pueblo famoso por el azafrán)


Samgan




Yiyibara


Srinagar


Srinaga (1:30 mm)


Gulmarg (aquí hicimos una excursión a caballo muy interesante, con nuestros amigos Nabi, y su colega, estuvimos muy cerquita del Borderline con Pakistan. En este tramo nos hicieron al menos 4 controles. Vimos muchas plantaciones de té, campos y campos.

Al volver a Srinaga, nos adentramos, ya sin guía, en la ciudad, inmensa, las calles son entramadas, manzanas de casas unas sobre otras de ladrillo y madera sucias, algunas pocas asfaltadas y otras de tierra; comercios de todo tipo, farmacias, peluquerías, badulaques, serían las 6:30 p.m. en la calle pasaban montones de circunstancias, hombres agarrados de la mano, animales andando a sus anchas, montón de circulación, polvo, gente rezando, militares con armas cargadas, transeuntes, mujeres asomadas a las ventanas, niños alrededor diciendo “foto, foto” policías intentando dirigir el tráfico; de todo menos turistas.

Lo más característico fue el ruido, el ruido de los pitos, ruido de los rezos, ruido de motores, ruido de personas, ruido de los pájaros, grillos, ruido de puertas que se abren y cierran, mucho, mucho ruido, solamente ruido.
Volvimos y dormimos.








Segunda ruta:

Jardines pobretones, allí los turistas indis nos hacían fotos. Después de eso nos metieron en una tienda de alfombras, fue horrible 4 horas intentando convencernos de comprar y estuvimos a punto, apuntísimo de poner un negocio de alfombras en España.
Luego fuimos de nuevo a la ciudad, paramos en tiendas, a ver telas, vestidos y en un restaurante a tomar té, este lugar era extraño, nos miraron al entrar como es normal, nos sentamos y nos seguían mirando el camarero, mientras Elena llamaba por teléfono a un chaval universitario amigo del día anterior, me contó en voz baja que las mujeres no podían estar en esa zona y por favor moveros a la sala de al lado, al colgar se lo dije a Elena me miró sorprendida y aceptamos el movimiento, nos sentó en un pequeño cuadrado rodeado de maderas donde nadie podía ver, era como un privado en un sexshop (su mesita y dos sillas). No tardamos mucho en irnos era incómodo; justo en la puerta el camarero hablaba con dos militares, nos miraron al instante y preguntaron de donde éramos, tuvimos miedo al no saber exactamente en la parte de la ciudad donde estábamos, un par de preguntitas y nos dejaron marchar.
En una de las partes no son admitidos los turistas y corren peligro, cruzando el puente, pero quién sabe si no estábamos ya allí.

Dormimos habiendo comprado el billete para Leh en bus y para volar después a Delhi, todo fueron 8300 rupias y lo compramos al jefe del bote-barco.


Tercera ruta:


Hoy viaje inolvidable en Shikara por los lagos de Srinega (Luc-Lake), existe un pueblo viejo dentro donde los habitantes viajan en Shikara a todos los sitios, donde se cultivan montones de vegetales en tierra y en agua, donde aún los habitantes construyen alfombras a mano y pintan sorprendentes dibujos con pinturas naturales, y donde las calles tienen las aceras verdes. Después de todo el día sobre el agua cogimos un auto-riskhaw, vimos el pueblo viejo y dos mezquitas musils, andamos entre las tiendas locales, nos despedimos del guía, Yoshef, hombre inteligente y majo, y al bote-barco, por la mañana salimos muy pronto, 7:30 a.m. hacia Leh, dos días en bus.
Acabamos tan artos de la gente de kasmir que perdimos tres días ya pagados en la casa barco, la impresión de este lugar fue mala por el trato pero apasionante y peligrosa, la sensación era de estar encarcelados en un lugar sin rejas, no nos dejaban salir solos, siempre con guía local, estos cuatro días aquí nos hicieron unos 20 controles de pasaporte y visado. Tuvimos varias broncas con el jefe de la casa barco por su pasotismo.









Primer día, Recorrido:

Srinega (Kashmir) ----- 9 horas (bus) 504 rupias p/p -- Kargil (Ladack)
Sentimientos: miedo, asombro, sueño, hambre, mucha impresión incredibilidad, frió (Elena)
Asombro por lo asombroso del paisaje y por habernos desecho de la casa-barco.
El autobús donde viajamos era mediano, viejo y hacía un frío de pelotas, había agujeros por todas partes, pero muy resistente, hemos atravesado el Great Himalaya, la carretera era estrecha, con niebla y con un precipicio, bueno se veía una línea que marcaba el río a través del valle, muchos metros.
Elena sintió, y yo, mucha impresión al verlo, miedo es la palabra. Las vistas eran de águila y los colores sorprendentes, rojo (en la tierra) plateado (en los glaciales). Después cansados y con las manos sudorosas dormimos, había sueño y luego vino el hambre. En Kargil cenamos picante y pronto a las 8:30 p.m. en la cama. Elena se compro un vestido Kachemir de princesita y la cena costo 30 rupias p/p, plato de arroz con judías y cebolla. Muchos rezos, rezos y cosas.

2º día:
Recorrido Kargil ----- bus 10 horas ---Leh
Día tempranero a las 4:30 a.m. salió el bus, atravesando el Valle del Dah-hando y la cordillera del Ladack; admirable conducción del “driver” por las montañas, cada una de una forma y un color diferente, totalmente desérticas salvo alguna pequeña población ó bases militares. Viaje muy peligroso y accidentado uno de los camiones a salido mal parado rodando por las montañas. Desayunamos té y algo, con sabor a churro pero en forma de tortita, en uno de los pueblos que paramos. Comimos, ná, un poco de arroz con lo de siempre; la llegada a Lhe a las 3:30 p.m. exhaustos, rápidamente nos buscaron habitación en un Ghest house , muy maja ( con baño) por 200 rupis visitamos un rato la ciudad (budista), el casco viejo, el bazar, dos Gompas con monjes rezando y tocando el tambor pero con la baqueta torcida, y ya lo peor del día fue el frío que pasamos hasta salir el sol.

Ayer se me olvido contar la cena en un restaurante tibetano “Tibetan Kitchen” por 260 rupis, tandiri chicken and.
Hoy hemos repetido pero en otro tibetano “ High-Life”, teníamos hambre al no haber comido nada mas un pastel de choco y un bollo con té en el desayuno, todo el día lo pasamos viendo monasterios, el primero Spitok (monasterio del siglo XV) llegamos en bus 5 rupis p/p , vaya bus, son minibuses con capacidad limitada, la gente se monta en el techo o agarrados a unas escaleras que hay detrás, muy divertida la música del bolero Mix 4 . Saturday night y esas.
Los monjes budistas son increíbles, amables, te enseñan todo y te nombran a los dioses de las figuras pero por lo menos a mí no se me queda ni uno, vimos los negros con mil brazos y muchas cabezas, el de siete ojos que representa al conocimiento. Las paredes de las Gompas están cubiertas por pinturas llenas de colores y antiquísimas.
Al volver de Spituk a Leh hicimos auto-stop, a la primera paró un Jeep militar, con la comandante O´neil de copiloto, llegamos a las 3:30 p.m. a la estación de bus de Leh, cogimos otro bus mucho más pequeño, este fueron 10 rupis, hasta Stock a 30 mn. Normalmente no quepo en los autobuses pero este era demasiado, estaba enlatado, yo creo que los lamas (monjes) se reían de mí.

Desde las 3:30 a las 4:30 dentro del bus esperando que subiera, sufrimiento, mucho sufrimiento. Al llegar a Stok nos encontramos en el festival dentro del monasterio de tiro con arco, música y comida, arcos flechas, muchas risas; ponen una carpa, cuatro tocan tambores y flautas tibetanas y los otros tiran con el arco, este festival dura dos días de 11:00 a.m. hasta 11:00 p.m.
Conocimos a un monje al bajar del autobus, fue increíble la amabilidad con las que nos respondió nos avisó que era difícil volver y hasta nos ofreció quedarnos a dormir. Después de una hora habiendo visto el monasterio y todo, tuvimos la suerte de encontrarnos a una mejicana, su marido y un francés (Reno de mayor), nos acercaron a Leh.

Cansados del día fuimos a cenar y luego a nuestro Ghest house (Shydarta), hablamos con el jefe y tres israelitas. Estamos pensando en quedarnos mas tiempo aquí.
Que despiste, hoy he hecho trueque, botas por abrigo cachemir, sólo para dos días y luego ya veremos si hay negocio o no. El musulmán de la tienda usa un 37 y yo un 44 no sé donde se las pondrá, pero bueno.

Día cansado, tres monasterios (Emmis, Thiksey Lama de 14 metros y Shey Lama de 12 metros). El más alejado era Emmis 30 Km, pillamos el bus a las 9:30 de ida (30 rupis p/p) llegamos al pueblo a las 11:30, vimos el monasterio anclado en la roca, precioso, este pueblo sólo se ve cuando llegas a él, aparece de repente como una espinilla.
Perdimos el bus para volver, fuimos en auto-stop hasta Thiksey a unos 10 km., en camión, tres en el asiendo de dos y el conductor estaba justo a mi lado y me daba al meter la segunda, al salir del camión teníamos los oídos pesados hacen mucho ruido y tenía la música india a toda ostia, era raro como apagaba y encendía el loro (dando un botón sin poder cambiar de emisora ni na, el altavoz estaba en su espalda), muy gracioso.

El Buda de 14 metros impacta dando miedo, es un monasterio bien cuidado, tienen escuela de Lamas y viven allí unos 500 monjes. En una de las Gompas se encontraba el gigante mirándote a los ojos con la cara dorada y en posición de Loto. En la otra Gompà nos encontrábamos con Lamas pintando con unos instrumentos primitivos una piedra la coloreaban con una especie de polvos de colores.


Pincel, dentro meten los polvos de colores.
Tenían puntas de diferente grosor para hacer las
líneas finas y gordas.


Palo para dar movimiento dentro del tubo a los polvitos.


El último fue Shey, otro Buda enorme pero mas viejo (250 años), Shey fue la antigua capital de Ladack, al alojarse en su palacio la realeza, ahora no hay casi nada, hablamos con un pequeño Lama con un año de antigüedad sobre su forma de enrolarse en la escuela de Lamas, nos dijo que sus padres le metieron allí y les va a ver a su pueblo una vez al mes, le gusta su vida.
Volvimos a Leh, primero en Jeep del Army y luego en un camión más grande, con más espacio pero a 2 km/h. Estaba cargado de semillas.


Cenamos mal y acostar, mañana ultimo día en LEH, haber que pasa.
Hemos dormido bastante bien. Nuestras funciones u obligaciones de hoy, ir al banco a sacar pasta, reservar el billete de tren para el día siguiente, a Varanasi, confirmar en Jet Airways el ticket de avión para Delhi.
Hicimos todo menos sacar pasta, no tenemos el pin correcto. Fuimos a las super-oficinas de Jet Arways, hicieron una llamada y ya.
A las 12:00 nos dijeron hasta las 12:30 está abierta la oficina del Ticket train, la llevan los militares y nada mas que hay uno en ventanilla; llegamos a tiempo y en moto. Alquilamos una vespa guapa, guapa, nos dimos un pirulo inolvidable por la carretera hacia Kargil , inolvidable la forma de maravillar que tiene la naturaleza, indescriptible.



Teníamos que devolver la moto a las 7:00 y solo nos dio tiempo a visitar un monasterio con otro nuevo Buda, fue especial al estar solos, “casi” dos portugueses nos enseñaron a conocer la cultura budista.
Alquilar la moto fue de coña, 400 rupias, rellenar un papel y dar una fianza, dimos el billete de avión para el día siguiente.
Esa noche dormimos muy mal, Elena ha vomitado, hacia frío, nos queda poco dinero.
Temprano nos despertamos para coger el avión que al final salió 2 horas más tarde, precio 80 E cada uno. Fuimos a parar a Delhi y 50 rupis por el bus hasta la estación, muy difícil de encontrar algo allí, desastroso y mucha mucha gente, pobreza.
El Delhi hicimos turismo, vimos el Fuerte Rojo y buscamos con ahínco el Macdonalds, nos salió dos menús y dos hamburguesas por 260 rupias. El Fuerte Rojo 100 rp/p. Hizo mucho calor y vimos poco.

En el tren confundiéndonos de vagón, fuimos a clase SL con A/A. Teníamos el sitio y todo bien, pero ese no era nuestro vagón, le cambiamos esos sitios al revisor por 1800 rupias más y nos quedamos casi dormidos hablando con un profesor de no se que, de, Varanasi, me habló de la cultura matrimonial.

Llegamos a Varanasi y como siempre nos liaron para ir a una Guest house, nada mas 150 rupias en el Shavna Ghat, la habitación chunga pero la comida excelente; salimos despues de dormir un par de horitas a ver el Río Ganga, sucio como la madre que lo parió, vimos también como queman a los muertos.



VARANASI :

Pasamos tres días aquí. Agobio de gentes pero no como en Delhi, el bazar es impresionante, callejuelas de comercios, factorías de cobre, de todo, Silums de madera, etc.
En este mercado laberíntico estrecho y oscuro, solo iluminado por las luces de las tiendas, todos te acosaban “ven a ver solo ver no comprar”.
Dos noches vimos la ceremonia de los hindúes en el Main Ghat (Shira temple), se colocan 4 jóvenes de unos 18 años sobre unas tablas de madera, los trajes de gala, dura como ¾ de hora mientras la ceremonia, los niños sobre todo te acosan, para que compres pinturas para la cara, velas para poner en el Ganga. Los otros hindúes te venden té o hacen masaje de cara.
El segundo día, andando por una de las calles principales, nos encontramos a un musulmán, nos habló de su factoría de seda, siempre te enseñan notas de otros clientes, tienen de todos los idiomas, no se si se lo inventan pero es lo normal, las notas dicen maravillas sobre la calidad y todo eso. Teníamos hambre y nos recomendaron un sitio muy bueno, fue fantástica, al final nos convenció y fuimos. Vimos la gente trabajando y luego la salita o tienda, nos sentó y se lío a sacar cosas parecían buenos y casi compramos.
Hablamos con dos chicas israelitas en la cena, nos recomendaron un sitio para comprar sedas;
Al día siguiente después de ver el Sunrise y levantarnos a las 4:30 a.m. fuimos de compras, buscamos la tienda recomendada por la israelita pero no tenía nada que ver con la musulmana, recapacitamos, nuestro tres salía a las 11:35, necesitábamos estar a esa hora o antes en la estación.

Por la mañana vimos Sartna sus templos chino, budista, tibetano, japonés, este enclave está a 10 km de Varanasi, nos montamos en un Rickshaw, fueron 150 rupias pero le dimos 300 rupias por el esfuerzo, mucho calor.
Encontramos la factoría del día anterior y compramos una seda 4500 rupias, fueron 10 pañuelos de seda, creo que de la buena, se sorprendieron al vernos llegar, pero no estaba el mismo, regateamos mucho.
Cenamos, pagamos en el Elvis Quest house y fuimos a la estación, que calor, cuanta gente, el tren llegó una hora mas tarde, montón de mosquitos, sentados en el andén, hablamos con gente viendo ratas enormes.
Esta vez acertamos el vagón, 450 rupias entre los dos, Varanasi to Satna, sin AA/CC, nos acoplamos después de haber echado al intruso de una de nuestras literas, montones de bichos, nosotros pegados al techo, con tres ventiladores haciendo ruido, con la sábana-saco cubiertos enteros, cada minuto pasan chavales ofreciendo chain (té) en voz alta, calor insoportable. Sudamos y sudamos. A Elena solo se la veía la nariz, no se como pudimos dormir, increíble.

Al día siguiente, despertamos, con nosotros viajaba una pareja de ingleses y charlamos, los cuatro íbamos a Khuajiraho, aceptamos recorrer con ellos en jeep los todavía 130 km que había de Satna a Khuajiraho, costo 700 rupias el total, camino de baches y curvas, olíamos fatal.
En el trayecto vimos unas cataratas pensando ver tigres. Scott y Sam eran majos, pero ingleses, no podíamos seguirles la conversación y no hubo mucho Filing, llevaban en India 6 meses, aconsejaron ir a Goa y Kerala y nombraron algunas de las playas y parques naturales más interesantes.
El chofer nos llevó directos al hotel conveniente, habitación limpia y agradable. Muchísimos bichos y muchos cabrones en este pueblo, destaco lo realmente pesados que son aquí los comerciantes.
Tardamos unas tres horas, comimos nos echamos la siesta y fuimos a dar una vuelta, enano, hay sólo tres calles.
Cenamos y bebimos cerveza viendo el Cricket, me arrepentí de gastarnos la pasta en cerveza, al día siguiente claro.

Por fin hoy, llevaba mucho tiempo sin escribir y me he dejado mucho por decir de Varanasi, pero bueno el día 26/9/04 alquilamos una scooter de nuevo 450 rupias todo el día. Vimos más cataratas a 15 km del pueblo,eran una reserva natural. El estómago lo teníamos revuelto y ambos decidimos poner nuestro granito de arena en la reserva, vaya cagadas.
Las fotos las hicimos a los monos y pasamos mucho calor. Volvimos al pueblo y entramos a ver los templos del S-X y XI en los que se inspiró el Kamasutra, son realmente pornos, sus esculturas representan posturas sexuales, hombre sodomizando a caballo, mujeres follando, boca abajo, boca arriba, por detrás etc.

Conocimos a dos indues muy majos en uno de los templos (ah, la entrada costo 250 rupis/p), nos cayeron bien y a las 8:30 después de cenar los vimos otra vez, nos invitaron a tomar café y hablamos durante una hora, al volver andando los cuatro hacia el hotel la policía turista abordo a uno de ellos, empezaron a hablar en hindú, en un minuto se organizó una bronca tremenda por nada, nos rodearon los hindúes locales y empezaron a insultar a los pobres chavales, dijeron que eran unos farsantes, se dedicaban a engañar a los turistas dándoles pastillas para drogarles y así quitarles la pasta; para nosotros fue muy chocante, no nos intentaron hacer nada de eso, se los llevaron a comisaría, preocupado por ellos fuimos al hotel, se los querían cargar. A los cinco minutos vinieron a preguntar lo que habíamos hecho, la situación con ellos, nuestra relación, como nos conocimos. Fui a la garita de la poli y me los encontré acojonados, directamente expuse la situación y entre todos nos tranquilizamos. Esta prohibido en esta parte de la india andar por la calle con extranjeros, lo pongo en mayúsculas para flipar, increíble, dicen que es una norma de protección. Al volver al hotel habiendo hecho un escrito ambas partes como que todo estaba bien, un capullo siguió acusándoles e insultándoles, no creo que salgan bien parados. Mañana bus para Agra 11 horas 190 rupis p/p (pas, tercer mosquito en morder el polvo)

Día olvidable donde los haya, 12 horas en bus de Khuajuraho a Agra, 420Km 370 rupias los dos. Llenos de polvo, sin un segundo de descanso, salimos a las 9:00 a.m. y llegamos a las 9:00 p.m., nuestro hotel con TV. A A/C por 250 rupis, cerca del Taj Mahal, cenamos hambrientos y acostar.


28/09/04. 12:30 nos levantamos, íbamos decididos a ver el Fuerte Rojo, en la entrada de 300 rupis para extranjeros y 20 rupis para nacionales nos dimos cuenta que nos querían tomar el pelo, de que van, como se columpian, aquí empezó un día chungo, fuimos a una mezquita y dentro nos pedían dinero, la comida picante nos cobraron demás pero no puedes decir nada, pillamos un ricksaw para la estación de autobuses (Jaipur) y el hijo de puta nos intento cobrar 50 rupis por un trayecto de 2 minutos, al final fueron 20, cabreado con él hijo de puta le dijimos al bazar por 10 rupis mas, al llegar estaba cerrado, los martes cierra, nos dice, y el cabrón se lo calla. Me puse de los nervios en todo este tiempo cada vez que salíamos montón de gente se arrimaba a ti, te miran pero mal, los musulmanes son imbéciles. Me rayé y quise volver al hotel. Elena me convenció para ir a una terraza y ver el Taj Majal, en cuanto lo vi se me quito to lo malo, se me abrieron más los ojos y por fin sonreí, gigantesco y tan bonito como una miniatura.

Volvimos al hotel al hacerse de noche 6:30 p.m., cenamos arroz, vegetales, huevo fritos y chapati. Matamos a un gruillo en la habitación y dormimos, descansar mañana a las 5:30 a.m. para intentar ver la 5ª maravilla del mundo sin mucho agobio Ah! , llevo constipado tres días.
El sourise hace ver todas las piedras preciosas del Taj Mahaj, la entrada costó 750 y más tarde nos enteramos por medio de dos chicos españoles, que con esa entrada se podía entrar a 5 monumentos más. Yo al pagar lo pregunte y los cabrones me dijeron que iba a parte cada monumento. Entramos a las 6 a.m. y salimos a las 8:30, trincados sobados en el césped una horita, nos sentimos como reyes y hasta se nos cruzaron los sueños con los del rey y la reina mongoles enterrados allí, vaya tumba.


Nos montamos en el autobus a las 3:00 p.m. destino a Jaipur, Ricardo y Vicente venían con nosotros, intercambiábamos experiencias y nos conocimos, llegamos a las 9:30, 6 horas de camino 120 rupias p/p. Al llegar la ciudad parece distinta, nos tomamos algo en la terraza y elegimos el hotel, buscándolo un perro atacó a Elena, tuvo mucha, mucha mucha suerte de no hacerla herida, comemos pizza hut y a dormir.

Vicente y Eduard se quedaron en el hotel, el primero se encontraba enfermo. Visitamos la Ciudad Rosa, las calles están hechas en perfectas líneas horizontales y verticales las principales son todas sopórtales repletos de comercios. Lo más vendido aquí son telas, slepers y joyas. Cogimos el Ricksaw por 15 rupis hasta el centro y andamos, la gente habla contigo para llevarte a su tienda.
Andando un hombre se puso a hablarnos, no sabíamos sus intenciones pero él insistía en solo hablar, enfrente justo de un miravete nos dijo de subir a una azotea a ver toda la ciudad (lo suelen hacer para ya de paso ver su tienda), pero el hombre se fue, debíamos girar una esquina y ver escaleras de caracol. Antes de subirlas otro chico joven nos entro, arriba nos enseñaron monumentos de la ciudad, al bajar su tienda.



Aquí empieza lo extraño, el vendedor era diferente, no mostraba interés en vender nada, nos despacho rápido (tienda de joyas), en la antesala seguía el chaval joven, antes de salir nos pidió por favor escucharle, me ataco diciéndome si me dolía el estómago, nos quería ayudar, nos veía los puntos de energía muy desequilibrados y parloteo del poder de las piedras y su Gurú, El nos ayudaría y sabría todo nuestro pasado solo mirándonos, todo era gratis menos las 20 rupias del Ricksaw para ir hasta allí, estaba fuera de la ciudad.
Mi reacción cuando me atacó fue directa, diciéndole mi bienestar general, se quedó cortado reaccionando girando la conversación hacía mi aura. Más o menos no comió el tarro, pero no le hicimos caso y nos fuimos, nunca sabremos si sus intenciones eran realmente malas.
Volvimos al hotel después de ver el palacio de los vientos, el observatorio (servicio repugnante todo lleno de caca), etc. No comimos en todo el día y nos atracamos de pizza. Elena se mareo un poco en el hotel y dormimos. Vicente esta mejor, tenemos cita mañana a las 11:30 para ver el Fuerte de Amber con ellos. A la hora precisa nos encontramos. Auto-rickaw hacia a Amber (10 km) 70 rupias todos.

Subes carreterillas en curvas, el fuerte laberíntico encima de una colina, las opciones para subir eran a pata o en elefante (450 rupias 4 pax) elegimos la altura y fue bien, están los pobres machacaitos.
Nos sobró comida, Elena y Eduard le dieron a una mujer y su hija haciéndolas super felices. El retorno fue bule por 5 rupis p/p. Dimos una vuelta en la pink citi, comimos en Mc Donal´d y a la Quest hourse. Nos despedimos de los catalanes, ellos se piran a ver tigres, podemos coincidir en Jaipur , pero ya veremos, no creó. Primer fortalsec.

Toda la mañana dando vueltas hasta las 5,35pm no salió nuestro tren hacia Jodhpur (216 rupis 2nd class) lo cogimos, enfrente nuestro una mujer y sus dos hijos (niño pequeño, niña mayor) vi de primera mano el trato de preferencia hacía el varón por parte de la madre.

Llegamos Auto-Richsaw desde la estación 10 rupis y a la Quest house. Hemos pasado toda la noche en el baño, diarrea, vómitos, por la mañana yo estaba mejor pero ahora son las 6:00 p.m. y Elena sigue, no sé, dormimos y Elena seguía pero solo diarrea, los vómitos han parado, por la mañana ha sonreído.

Seguimos con diarrea pero ya nos hemos aventurado a recorrer las calles de Jodhpur, los mercados, cogimos un ricksow para volver a nuestra Hveki a Elena le dio el apretón, decidimos reservar para mañana el ticket del bus hacia Jaipur, 3:30 (500 rupis) (6 horas). Cenamos en el hotel y dormimos, el camarero está hasta los cojones de que le pidamos zumo de limón.
Al día siguiente Elena guay, pero yo más cagalera, caca, sudores, pedos licuosos.

Entramos en el Fuerte, la entrada 250 rupis p/p con audio-guia, 33 puntos, bastante bien el fuerte y sus museos, las salas del Majaraja y las concubinas son de ensueño y en una nos ofrecieron por 1º vez opium.

Durante la visita de dos horas, fui dos veces al toilete.
Desde arriba se ve toda la ciudad azul, ahora ese color sirve para espantar a los insectos pero antes se diferenciaba las clases sociales.
El Fuerte está construido encima de una roca altísima parece que nació solo por la erosión.
Cogimos el bus a las 4.45pm, perdimos el otro, sin problemas, viaje casado, al llegar agobio cambio de hoteles, primero uno luego otro después de luchar con el propietario y al final en el primero sacamos una habitación muy maja por 150 rupis(mas limpia y menos mosquitos).
Esta noche he sudado por todos mis poros, me han desaparecido hasta los puntos negros, fue un poco de fiebre.
Por la matine, Elena, la regla (fuerte), yo mejor, pero sigo cagando líquido, hemos ojeado las callejuelas y mercados de Jaisalmer, encargamos tres vestidos a medida por 850 rupis, pero hablando en mas tiendas sabemos con certeza el timo, deberían costar 500 rupis, comimos arroz blanco y tortilla (hemos cenado lo mismo) Charla de 30 minutos con el timador acabando mal, y llamándole deshonesto y mentiroso.
Tabaco de liar (190 rupis)
Buenas noches, espero mañana estar mejor y organizar el safari a camello.
Durante todo el día estuve cansado, para subir al fuerte hay una buena pendiente, parándonos cada dos por tres en alguna sombra, logramos subir, entrar por el Main chock (placita), vemos el tramo de mármol del Majarararah donde dictaba sentencia, las huellas de manos en la pared (las mujeres y concubinas del Maharajá las marcaban antes de suicidarse y así no desonrar a su esposo). El Fuerte está habitado, por supuesto en nuestro estado lo ves distinto pero té queda un sabor a violeta al recorrer sus estrechas y callejuelas laberínticas)
Preguntamos en varias agencias el safari, parecen todas iguales, de momento solo información. Por la mañana hablamos con dos ingleses para juntarnos y hacerlo juntos (El safari), acordamos ya al atardecer la ruta 900 rupis p/p una noche, dos días.

No he dicho, en el hotel hay piscina el agua no está cristalina pero el bañito nos sienta bien (morreos en el agua); comimos lo de siempre Plain Rice y omelette, la cena fue 2 huevos duros, yogurt y plátano. No he cagado en todo el día, Elena sí, vaya suertaza, regla y diarrea a la vez “muy buena experiencia (Ojalá mañana se pase esta mierda ( nunca mejor dicho), porque estoy hasta las pelotas.)
Día siguiente, seguimos igual, un poco más acojonados, no sabemos, llamo al seguro de viaje Mapfre, mandan a un médico al hotel, un sabihondo con la cabeza bien alta, viejete trae consigo un aparato prehistórico para medir la tensión y aconseja a Elena fervientemente que vaya al hospital, respuesta rotunda “ni de coña”, manda unas pastillas, coge la pasta 650 rupis y se va.

Confiamos en él y nos desdepciono, el resultados fueron más vómitos y más acojone, en el puto medio del desierto, perdiendo kilos, se la ven to los huesos, estoy nervioso, por segunda vez confiamos en el medicamento y vuelve a fallar. Está desnuda en la cama, el ruido del ventilador, el baño siempre huele a podrido, 6 días sin salir, comiendo plátanos, fatal mañana espero que mejore.


Al día siguiente igual, fui a ver la puesta de sol sólo volví a las dos horas y ahí seguía, pálida, pensamos en la retirada si mañana no va mejor.
Me levante directo a cambiar los ticket, volver a llamar al seguro (no se hacen cargo de nada, sólo en el caso de pasar mas de 5 días ingresada en el hospital, ¡¡ si lo hubieran visto ¡¡, yo lo vi, fui ha hablar con otro médico, por tercera vez confiamos y volvió a fallar no sé, puede que sea otra cosa.
Confirmaron la salida del avión por teléfono el día 11, justo al mismo tiempo se tomaba las pastillas. Volví después del hospital y de la farmacia asustado, en los pasillos perros, las paredes llenas de escupitajos, de tabaco de mascar, las ventanas rotas, las habitaciones compartidas entre 20 o más en una cama tres personas y dos de ellos con una jeringuilla atravesando sus venas (dando suero supongo), salas de espera con gentes sentados en el suelo, ruido, calor, mosquitos, poca luz y totalmente desorganizado.

Después de la tercera medicación decidimos volver, pillamos un coche para el día 10, se suponía 12 horas, el vuelo salía a las 6:45 del día siguiente, asique salimos a las 2 de la tarde, el chofer pakistaní decíase de la realeza conducía bien y aguantó nada mas y nada menos que 17 horas en total conduciendo si parar, llovía a mares, cortes de carretera, desde Jodupur a Jaipur adelantamos nada menos que a 375 camiones pero fue imposible llegar a tiempo, en India nunca se sabe.
Perdimos el vuelo, todo el ida en Delhi organizando la vuelta en India-Airlains, después de cuatro horas de espera y con mucho cabreo al final, pero mucho, conseguimos sin pagar un duro el tiket de Delhi-London para el día 12 pero de London- Madrid está en el aire.
Elena sigue mejorando, yo cago duro pero nos vamos de este país del infierno, no hemos dormido en un día y medio, descansamos un rato en el parque de la capital, con los maletones llenos de sorpresas, comimos lo típico y al aeropuerto, ahora son casi las 12:00 p.m. ah el coche fueron 10.000 rupis 166,60€ más o menos y la distancia 1100km.
COSAS COTIDIANAS:

Siempre mosquitos.
Siempre animales (vacas, cabras, cerdos, perros, etc).
Bebimos litros y litros de agua.
Agobio continuo hacia los turistas.



Hace como 5 meses que volvimos de la India, fue increíble y una experiencia inolvidable, me dejé en el camino muchas anécdotas e historias que nos pasaron, mucha gente y muchas conclusiones. El final no fue agradable pero aprendimos, sufrimos por la recompensa de ver ese PAÍS, lejano y distinto, con mucho pasado y también mucho futuro.
El final fue feliz, aunque pasamos otro día en el aeropuerto de Londres, por fin me comí el filete con patatas que deseaba y abracé a los mios. La pregunta esta clara ¿volvería? …

Viaje a Portugal

Portugal

He dado muchas vueltas, me he movido por muchos lares, me han maltratado pero a veces me hicieron cosquillas. Estoy sucia, una vez estalló mi trasero y todo lo que tenía dentro se desparramó, puse todo perdido, desde entonces tengo el culo ennegrecido.
Aguanto mucho peso, kilos y kilos, y los he aguantado de verdad, no como esas que dicen que aguantan y luego a la primera de cambio se desencajan. Además a mi me abren y me cierran, me suben y me bajan, me retuercen, me rozan, me babean durante las noches.

Es verdad, yo duermo en cualquier parte, en la playa, la montaña, sierra, monte, espesura, ciudad, en poblados y pueblos, con frío y calor por eso tengo tan mal color. ¡Con lo que yo era! Cuando salí de mi país, fue de niña y no recuerdo muy bien el viaje, antes de llegar a mi destino creo que me transformaron, me pusieron guapa, me retocaron el pelo y sobre todo mi embellecieron el interior. Me conciencié con los años de mi labor en este mundo, siempre serviría para lo mismo, lo hago con placer, orgullo y honor, viajar es lo mio. No me cuesta trabajo alguno, aunque parezca a veces renqueante soy fuerte y valiente, me atrevo con todo.


Esta vez decidieron llevarme a Portugal, un país pegado a España, éramos cinco y yo seis, muchísimo peso; 15 bolsas de plástico con comida, ordenador, ropa, sacos, altavoces, maletas, agua, cazadoras, revistas, Dvd´s, etc. Al subir todo, pensé que nos íbamos a ir a dar la vuelta el mundo, y no es que me diera miedo…
Salimos de Valdemorillo, me cogió un chico majísimo, me hacía bien los cambios, no me forzaba, se portó bien a lo largo de todo el viaje y además me gustaba su trasero, le llamaban Gele los demás, también conocí a dos hermanas Viky y Elena y a dos chavales mas Carlos y Agus, de lo peorcito.
Después de cuatro horas por autovía paramos en Toro, pueblo de Zamora famoso por sus vinos de calidad indiscutible, no fue muy largo el descanso. Yo me quedé en aparcamiento después de pasar por el arco de entrada al pueblo, pero mi alma fue con ellos (pasaría lo mismo durante todo el viaje, mi alma va con los que transporto, por eso me llaman transporter). Comimos y probamos el vino, unas fotos por la calle principal y a seguir con la carretera, esta vez una secundaria.
Como se notó el cambio de conducción, Carlos, rascándome todo el rato, atemorizándome en cada frenada, no pude casi observar el paisaje llano y el campo infinito, a veces con cultivos de placas solares, no me dejaba mirar al cielo azul ni sentir el viento raso, que cabrón. Nos tropezamos con varios controles de la guardia civil y ¡no nos pararon! Con la pinta que traía, y encima el Carlos poniéndose nervioso, disminuyó la marcha. Al pasar los controles todos le regañamos.

Los demás dormían en el momento que Carlos, el paquete con culo preto y peludo, y Gele el cachondo, pasamos la frontera y nos adentramos en la provincia de Tras os Montes, la región mas pobre y desconocida de Portugal, era ya media tarde, paramos a tomar un refrigerio, descubrimos el recinto amurallado de Braganza, rodeada de murallas y situada en una estratégica colina. Paseamos por sus calles, vimos el museo del traje, recorrimos el recinto amurallado, tomamos algo y Elena se perdió.

Seguimos a buscar un buen lugar para dormitar esa noche, elegimos una llanura alejada de los pueblos, dentro del Parque Natural de Montesino, era el puro campo, se respiraba un aire limpio, y las vistas magníficas de semi-montañas peladas por el viento. A la región se la conoce como “terra fría”.
Allí dormimos asegurando las ruedas con multitud de piedras, hicimos comida, jugamos al poker, apostamos, fumamos, meamos, hablamos, discutimos. Era curioso, para que uno alcanzara a coger algo, todos los demás nos movíamos con él, era un estado de continuo ajetreo que une o desune. Nos acoplamos y dormimos cuando entraba la noche.

Despertamos temprano, desayunamos y a la hora y media entrábamos en Vinhais. Tuve una especie de rotura en una de mis rodillas y emitía un sonido agudo, molesto, constante y martilleante que a veces paraba y luego continuaba, me llevaron al taller pero ni me miraron, solo se aseguraron de que pudiéramos seguir sin problemas, no tenían confianza en mi.
Desayunamos otra vez, porque Viky no pudo a la primera. Vimos gracias a un joven bombero el destartalado y abandonado palacio. Quisimos desviarnos de la ruta para ver el puente romano de la ciudad de Mirandela, un timo, pero descansamos a la orillas de su río.
Volvimos a la ruta, hacia la ciudad de Chaves, famosa por las aguas termales de 45º C. En el transcurso, la música de otro aparato moderno se oía dentro de mi.
En Chaves no quisieron dormir conmigo y se alojaron en un hostal barato 110€ los cinco. La ciudad es preciosa, junto a los altos picos del Tamega. Los manantiales termales y la existencia de oro en las proximidades animaron a los romanos a establecerse allí. Cenamos en una bodega con techos altísimos y 4 grandes barricas que nos surtieron durante la velada. Sentados en los taburetes fuimos deleitándonos con bacallao, ensaladas, carnes a la brasa, etc. Buscando lugar para tomarnos una copa entramos en uno pero raro, tan raro, que nos fuimos, un bareto sólo con Wisqui, ron y cuatro viejetes. No pudimos probar sus aguas termales pero la idea de darnos un chapuzón continuaba en nuestra mente.

A la mañana siguiente me volvieron a cargar con sus bolsas y lentamente con Elena al volante, disfrutando del paisaje y de su culito perfecto, pasando lagos y montañas llegamos a Braga, dentro ya de la provincia de Minho. Me dejaron, pero fui en alma con ellos, dimos un garbeo, probamos los fresones mientras caminábamos por la ciudad, es bella y entrada en años, se nota por sus edificaciones bajas y coloniales. Estábamos es Semana Santa y los portugueses son muy beatos, por todas las calles nos inundaba una voz de Cura dando misa, el centro peatonal tenía altavoces escondidos emitiendo un sonido monótono que no te dejaba pensar. Buscando un lugar para comer me enteré que volverían a dejarme plantada esa noche. Comimos menú del día, algunos, pollo asado, otros frijoles y otro carne y huevos, barato y bueno.

Encontramos alojamiento en el centro por 90€ los cinco y yo en el parking, hicimos fotos de la ciudad, vimos su catedral descubriendo por fin de dónde salía la música de las calles y nos alejamos un poco para ver el Bom Jesús Do Monte, ladera al este de Braga poblada de árboles dónde se encuentra el santuario mas espectacular de Portugal, se accede a ello por medio de una escalinata barroca, llamada de los cinco sentidos por sus cinco fuentes que los representan.
Nosotros subimos conmigo hasta arriba, andamos por el parque que hay detrás de la iglesia y montamos en barca en un minúsculo lago. Desde arriba veías con claridad parte del valle y todo Braga, tomamos algo en una terraza y al oscurecer nos marchamos no sin antes subir la colina un poco mas y contemplar ahora si todo el valle y la línea del infinito oscurecida. Desde ese explanada dónde termina la colina, completamente solos curioseamos lo que allí había, Iglesia, restaurantes, capillas, velatorios, jardines, baños y de todo hasta que nos cansamos y descendimos hasta la ciudad.
Descansamos un rato en el hotel y salimos a cenar, un matrimonio simpático nos indicó un restaurante aconsejado en la guía y allí fuimos después de dar varias vueltas y colarnos en la vía de la hiper famosa procesión de Semana Santa que al final nos perdimos.
Abade De Priscos, una casa convertida en comedor con un magnífico metre-camarero nos perturbó el estómago de ricos manjares portugueses: empanadillas de carne, cabrito asado, freijoles con bacallao, sin olvidarnos del Vinho verde de la zona.
Llenos nos fuimos, tomamos una cerveja en un bar irlandés y pal hotel, aquí no hay garitos. El irlandés era peculiar no por la decoración que es como todos, ni por la cerveza que es guiness, sino porque al entrar el portero te deja un papel, ese papel sirve para anotar las consumiciones, al terminar pasas por caja, pagas y te sellan el papel, luego si no le das al portero el papel sellado no te dejan salir, el portero se pone en medio con sonrisa burlona y dice, “bacallao, bacallao dame lo que te han sellao”.

Arriba mis niños, desayuno en la terraza del hotel, espero que hoy se acuerden de mi, esta noche necesito culitos, colitas y tetitas en mi esponjoso y mullido asiento, echo con todo el amor y diseñado por un tal Ben Pon en abril de 1947 que por casualidad tropezó con un extraño vehículo paseando por la fábrica de Wolfsburg (Alemania). Se trataba de un vehículo transformado por los trabajadores de la planta para facilitar el transporte de planchas pesadas entre las distintas naves.

Y a mi vinieron los viajeros, se subieron y con suavidad nos alejamos de la ciudad de Braga, hacia Oporto, era temprano cuando llegamos, las 10 a.m., o así, me cambiaron varias veces de parking, “Aquí no, esta lejos, decían Elena y Viky”.
La ciudad de Oporto fue una aparición, el centro es espectacular, está nombrado por la UNESCO, ciudad patrimonio de la Humanidad. Se nota antigua y aletargada en el tiempo, sin reformas ni modernidades, una ciudad arcaica con gente post-arcaica.
Tiene un río, el Duero que la arrasa por en medio, es un río hinchado y azul oscuro, es la parte final dónde desemboca al mar.
Las dos orillas del río, al pasar por la ciudad, son diferentes, una inundada de bodegas de vino, naves industriales y carteles con la marca de cada casa de vino; la otra deslumbrante por las fachadas de las casas coloreadas, apiñadas, pegadas entre ellas, con balcones y terrazas, algunas abarrotadas de azulejos y otras de ropas lavadas. Ese barrio estrecho, cuesteado y sucio es la Ribeira.
Las dos orillas las une un puente de hierro forjado a dos alturas, por abajo los coches y peatones y por arriba el metro, el tren y mas coches.
El uso del azulejo es muy normal, la estación central (Sao Bento) está abarrotada de ellos, cuentan la historia de la ciudad con varios mosaicos. Esto me recuerda a lo que decía Agustín, “es muy típico que las aceras estén empedradas por minúsculas piedras”, lo dijo durante todo el viaje, en todas las ciudades y creo que aún lo va diciendo por ahí, que bolo.
Paseamos por las orillas y quedamos con unos maleantes amigos de Carlos, una pareja, deseamos comer bien y lo hicimos, pero que muy bien, el restaurante-bar atendido por un chico robusto no contribuyó al descanso, pero si al placer y a la gula. Percebes, arroz caldoso a la marinera, bacallao, ensaladas, carnes a la brasa atravesadas por un espada, quesos y buen vino blanco. Los paladares resurgieron de sus cenizas y todos cumplimos como comedores y algunos más que otros como bebedores.
Visitamos la ciudad, entramos en iglesias y en el edificio de la bolsa con una visita guiada en portugués, no nos enteramos de nada y el interior no está muy allá excepto la sala Árabe que imita al estilo de la Alambra.
Marchamos de la ciudad al atardecer cogiendo la carretera de la costa hacia el minho, dimos vueltas para encontrar un lugar de descanso y cerca del el río Minho nos plantamos. Hubo alguna distensión entre nosotros pero rápido se zanjó. El lugar era entre árboles cerca de una población cercana (Caminha), pudiera ser el lugar elegido por sus habitantes sin casa para trajinar sin ser vistos, no se sabe.

Se acoplaron en mi panza, sacaron unos sandwiches, bebieron cerveza, hablaron, charlaron del mundo; inmigración, gobiernos corruptos, símbolos, música, caos, paranoias, sicóticos, locuras; colocados imaginaron volar. Nadie salía de mi, fuera frío y mosquitos. Hubo risas, imitaciones y mas cerveza, y mas porros.

Tardaron en despertarse y con mi tac tac tac, despegamos ladeando el río minho, tomamos algo en la Plaza Mayor de Caminha, desde sus muros, se ve al otro lado del río el país de España, paseamos sus calles, antiguas casas palaciegas las recorren, es pequeño y acogedor. Continuamos sin perder el interés en los alrededores repletos de viñedos, el monte estaba peinado de viñas, separadas entre si por muros de piedra. Pasamos Vilanova de cerveira, Valenca do minho (no compraron toallas y se vendían por kilos). Hacía sol, rabioso, dejaba estar contento, animoso.

Pronto me abandonarían, ya se les oía decir, “nos queda poco”. Antes de pasar la frontera paramos a comer, otra vez acertamos, barato y exquisito, el chorizo casero, el Alvairiño (vino típico de la zona), la carne, croquetas y más.
Nos vino a la memoria la gran idea de visitar un balneario, aguas termales, relax, paz. En el primer pueblo que nos encontramos (Rivadavia), nos apeamos y lo recorrimos, era bonito, especialmente su barrio judío y el hombre borracho puesto adrede por el Ayuntamiento para atraer al público. Llovía al marcharnos.

Aunque parezca mentira, notamos entrar en Galicia. El norte de Portugal son sus pies, son bonitos aunque sea difícil que los pies de alguien sean bonitos pues estos lo son, pero las pantorrillas mucho mas y nos quedamos con las ganas de deslizarnos por ellas, pero no había tiempo. Los pies suelen estar más trabajados aunque aguantan todo el peso y sin ellos nos desplomaríamos.
Las reacciones de los viajantes eran: “un balneario, mira”, “ahí anuncian otro, vamos a parar”, “en este, ¿Preguntamos?”. Eso hicimos, no había plazas pero llamaron a otro y lo conseguimos, el nombre y el lugar son sensatamente irrecordables después del jaleo que tuvimos para encontrarlo. Las indicaciones fueron pésimas y los receptores del mensaje tupidos, atontados y perdidos. Nos dieron un mapa, dibujado para expertos en cartografía. Era una compañía con varios centros de aguas termales por la zona, los precios variaban, entre 100 y 120 por habitación doble incluido el baño en las piscinas, pero sin desayuno y sin sauna. Me fue complicado no transformarme en humano para disfrutar del colchón de látex, de la sauna, del baño con espuma en la bañera, de la tranquilidad, del copioso desayuno, de las vistas…

Hubo griterío, confusión, paranoia; encima oscureciendo. Llamamos varias veces a la recepcionista para que nos indicaran. Pasamos de largo tres veces y dimos la vuelta otras tantas; “Fijaros en la iglesia y en una casa colorada”, no había desvío, era simplemente una calle que te adentraba en un viñedo y un cartel vaporoso lo indicaba hotel Lanredo.
Me dejaron tirada en la calle y esta vez mi alma no pudo seguirles, mi instinto de hipyosa no me dejó, pero me hubiera gustado, de veras, mi cuerpo quería pero mi corazón es superior, más grande, me lo hicieron así, mi alma se quedó.
Se lo que ocurrió porque contaron sus experiencias mientras marchamos a cenar, que gusto. La cena rica, en Rivadavia, a punto de no servirnos en el restaurante, pedimos el plato típico, no recuerdo el nombre, era una mezcla de chorizo en salsa y patatas, fue fuerte (que se lo digan a Elena que le tapono el culo). A la vuelta los dos payasos haciendo el ganso, me rozaron el morro bajando una pendiente, y encima casi ligan con unas niñatas, como miraba Viky a Carlos, mucho cuidado.
Descansaron y yo fuera con frío y en silencio. La mañana siguiente fue la última que compartimos, volvíamos a Valdemorillo, no sin antes destrozarnos el estómago comiendo salvajemente en un restaurante, antiguo curtidor, elegido por Viky, que todo hay que decirlo. Retorno.

El 8 de marzo de 1950 se inició en la factoría de Wolfsburg la producción en serie de uno de los modelos más míticos de Volkswagen: el Transporter. A día de hoy yo una de ellas sigo viva y con mas ganas de marcha que nunca.

Viaje a Grecia.

Viaje a Grecia.

Alguien, no sabemos quién ni por que, hizo de este mundo especial, lugares increíbles nos visitan, confirman que de aquí de allí, de dentro o de fuera de la tierra quedan cosas maravillosas. Individualmente no serían nada pero en conjunto, moviéndose todas juntas las hacen especiales, suerte que tenemos de sentirlas, de acariciarlas solamente algunos privilegiados.
Los mal aventurados se conforman con poder verlas en TV o en revistas, intentando escapar de su vida simple, amada naturaleza, rezan mucho para intentar desarrollar su conciencia y marcharse a un lugar sin frió ni calor, sin desesperación carnal, disfrutar con la mente. Los autóctonos las ven pero no las ven, saben que las tienen pero al ser humanos quieren mas o se cansan de tenerlas, están insatisfechos, no hacen caso, trabajan como muchos, quieren riquezas o algunos tranquilidad, que la encuentran pero sin son, sin disfrute. Por eso los viajeros son los mas afortunados, gracias a la pobreza de muchos ven, tocan, huelen, escuchan, están en los lugares mas remotos pero no están de veras, se quedan un tiempo, absorben todo el néctar que allí se desparrama y se largan con el, roban pedazos de tierra, marchitan espacios sagrados por naturaleza, su vida es la de muchos que sufren desorientados el por que de las cosas. En realidad los viajeros somos asesinos, carniceros, matamos todo con la cámara y con la pluma, desterramos del olimpo a los dioses, queremos ser ellos, verlo todo desde arriba, desde muy arriba, no dejar nada fuera de nuestro objetivo, nos dan igual las provocaciones, la basura esparcida, mentiras, calumnias… .


Así, de esta forma descarnada empezamos conociendo Grecia, el país de los dioses vivos del Olimpo, muchos sufren allí, enganchados a la droga dura, a la heroína. En frente del Hotel Odeón, un parque nos lo demuestra con creces, gente retorciéndose, captando los microbios esparcidos por la acera, pringando los suyos para que en breve otro ser inmundo humano los reciba y se contagie.

La habitación no está mal, los hoteles aquí son caros, tiene de todo lo que alguien desea, cama para dormir, luz eléctrica que te deja ver, baño para mear y cagar, lavarse los dientes, ducharte, etc. También tiene televisión, pequeña y muy alta, hasta nevera vacía. Todo esto no serviría de nada para un viajero en su aventura, él desea lo malo, lo difícil, lo menos probable, la satisfacción de ser el primero, de gobernar y mostrar lo descubierto.

Para nosotros felicidad, es tarde pero hemos llegado, la 1 de la madrugada descubriendo unos pinchos morunos diminutos de cerdo a la parrilla, nos comemos tres viendo la posición de desesperación de uno de los dioses terrenales que se ha quedado fuera del paraiso, un yonky, nos pide en su idioma mater, dinero supongo.

Era viernes y se hizo el sábado mucho mas alegres por seguir, temprano, descansados desayunamos unas medias noches y una taza de café, no hay tostadas pero si queso, huevos cocido con sal, pura energía. Perplejos o dormidos andamos calle abajo después de pasar la plaza de Omonia, el mercado de carnes, pescados, frutas, verduras a nuestra izquierda. Olor a su mezcla, a gente, esquivamos, los kioscos tienen los toldos muy altos, te agachas.
Sin pararnos llegamos a la plaza de Monasteraky, es llegar allí y cambiar la estabilidad, no sufres tanto andando, vas mas alegre, disfrutas de las calles, estrechas, callejones sin salida, pintadas en las paredes. Rápidamente vimos la torre de los Vientos, (entrada gratuita para estudiantes, así sería en todo el viaje presentando ese carné te dejan entrar en cualquier lugar de interés), la estuvimos viendo continuamente, como se ve el anuncio de televisión que odias, el que mas rabia te da, siempre está ahí, martilleando. Observándolo todo, las paredes, los restaurantes, las personas, el tipo de plantas, el suelo, los comercios, las tiendas, los carteles, buscando la primera foto y con ella las primeras impresiones del lugar, las cuestas, lo que se vende, lo que tienen, a los turistas, la suciedad, el cielo, a ti mismo. Andas buscando algo, ¿Qué es? Que es lo que buscas, decídelo, te sientas, te tomas un descanso de la subida, ves gente preguntas hacia donde esta el Partenón, puede que sea esa una razón de la visita, la vista se aclara y vas hacia tu destino ya marcado por tu conocimiento. Parece alejado pero andas despacio intuyendo como serían las escaleras en su momento, tocas troncos de olivos, te sujetas, pasas entre la primera multitud, acaricias a tu acompañante, os dais un beso, os miráis y seguís subiendo. Piedras que resbalan hacen que agaches la mirada, al levantarla pasas entre altas columnas, unas de mármol dóricas y jónicas, antiguas, perennes en los años y otras igual de altas pero de metal, hechas por el hombre moderno, el práctico.
El sendero de piedras te conduce a los templos ex-divinos, a la derecha ves el Partenón, alto, grandioso en su momento y que aún implanta una sensación de poder, de sabiduría. El viento te hace girar, mover continuamente las manos colocándote el pelo, fotos para llevártelo todo, pero no se puede, con tu mente atrapas mas pero no por siempre, otra vez gana el hombre actual, el práctico. A la izquierda se ve el porche de otro templo sujetado por mujeres estatuas que murieron por amor a sus hombres queridos.
Sentémonos, cojámonos, estrujémonos, disfrutemos aquí sentados en una piedra histórica, por un minuto o dos, sin prisas.
Entre las burbujas de sol en nuestro cuerpo bajamos las escaleras, recoges la mochila que te quitan a la subida, incomprensiblemente para que no te lleves nada, como hicieron los ingleses en la época del colonialismo, y que ahora exponen con orgullo en su gran museo del robo y del expolio.
Tomas un refrigerio en una terraza, pruebas la dolmada (carne de cerdo picada con arroz y especias envueltas en hoja de parra cocida), descansas un rato y disfrutas, ¿de que?, del momento, de la compañía, del misterio de un futuro próximo, de tu viaje.
Recorremos las calles, empedradas o lisas, tus pies te sujetan y sigues, sigues hasta que alguno se da cuenta y paras, entramos a lo que queda de los templos de Thisio, piedras, eso es, descubres que ahora solo son piedras, pero fue una civilización grandiosa con un parecido demostrable a la nuestra. Un esclavo = Un tercermundista, Un sabio = Un político, Un trabajador = Un consumista.
Probamos el tranvía, vimos la puerta de Adriano y el Olimpión a la puesta de sol, y reímos con el baile del pato en el cambio de guardia. Cenamos sin luz, pero con cerveza Mhytos, paseamos y el sábado se convirtió en domingo.


Cuando despertamos, subidos a un autobús destino Cabo Sunio nos hayamos, salimos de la ciudad, seguimos la vía costera, descubrimos el mar y no lo dejaríamos de ver hasta la vuelta, que suerte que hay mar, gracias mar. Esta muy lejos, 2 horas de trayecto, para contemplar el templo de Poseidón como lo hacían los antiguos marineros desde sus barcos. Confirmamos que las columnas que hacían los griegos son muy resistentes pero sus cúpulas y tejados no lo son tanto.
Allí no hay nada de nada, el templo y fuera, un bar caro y fuera, una tienda de recuerdos y fuera, fuera de allí nos largamos a las 2 horas, cogimos el bus de vuelta haciendo un recorrido inesperado por el interior, atravesamos pueblos, embarcaron autóctonos y nuestro espacio poco a poco se reducía. Éramos muchos en el mismo cubículo, los nervios florecían, nuestros cuerpos se separaron para dejar a otro cuerpo menos fuerte relajarse, una familia entró, cuatro generaciones de mujeres inmigrantes escudriñaban el autobús, dos hermanas justo detrás nuestro llevaban comida en una hoya, tapada como si fuera un tesoro. Pasaron dos horas y media y no notábamos indicios de llegada a Atenas, seguíamos recogiendo y soltando destartalados habitantes del interior.
La cosa ésta, que en la cabeza sale, la furia que te invalida tu costumbre, el como eres en realidad, desesperas y gritas, ¡ya está bien!, quiero llegar.

Hacía poco que llegamos y pronto fuimos al lugar de Atenas que da placer, pensábamos haber visto todo, incrédulos, anocheciendo, sin ninguna orientación. Un finísimo hilo, transparente a nuestra pupila enganchó nuestro cuello, el nos guiaba por caminos vírgenes, una calle, esquinas, casas bajas, parras, hasta el barrio de Plaka, muy pintoresco y romántico. Restaurantes y bares ofrecían manjares y bebidas de descanso, melodías griegas pintaban de un color puro el éxtasis de los turistas, empeñados en creer en ser los más afortunados. Elegimos para saborear la cocina, el lugar más alto, en su jardincito, además de parras, melocotoneros y rosales crecían mesas y sillas de madera, nos unimos con el ojete a ellas y paramos su evolución dentro del jardín para nuestro beneficio, consumado con calamares, brochetas, y bañado con vino blanco.
Besos en domingo noche y menos intensos pero de gran valor, muy temprano el lunes.


La distancia no hace coincidir los paisajes. Un lugar, piensa en un lugar, ya... Ahora desplázate de allí cincuenta kilómetros hacia el norte o el sur, el este o el oeste, da lo mismo. ¿Ya estás allí? A que cambia mucho, por todo, sigue teniendo cosas en común pero el paisaje es diferente. Eso nos pasó después de surcar durante cuatro horas el mar Egeo, cambió la visibilidad, el terreno era el mismo, tierra seca desertizada, sin vegetación abundante.
Santorini, isla del egeo, la más alejada de las cícladas con respecto al puerto de Atenas, allí pasamos algo más que dos días, refrescamos el cerebro ausentándonos de la tierra, nos encontramos un fortín dulce de agua calmada, que en su día colocó a la isla en esta forma lunar, la fuerza de la naturaleza es infinita, un volcán desperdigó su saliva y quiso agasajarnos a los mirones y primitivos con este precioso lugar, su atardecer no tiene precio, es exquisito, es la yema del huevo puesto por una gallina de corral, alimentada sólo con alimentos puros, sin química, sin maltratos, puesto a gusto, por que quiere y lo necesita.
El sol junto al mar, se tocan, se sienten, dilatan el placer, suerte en abundancia, el aire es limpio, sagrado, tu piel se tensa, tus oídos reaparecen olvidados del fondo de los ruidos monótonos y cotidianos. Lo haces todo de verdad, el tiempo en Santorini anda no corre, pasea por las playas y calas, visita los pueblos blancos y azules, las terrazas del borde del barranco. Piedras volcánicas negras se mezclan con arenas rojas.

Un beso ahora, un manoseo, un buen pescado a la brasa en el puerto escondido de Oia, una sandía cretiana antes de acostar o también al desayunar. Escuchar a Pink Floyd mientras tomas una Mhytos en el chiringhito de la playa, ver venir a tu tesoro andando, relajada, sin preocupaciones, momento vuestro y punto, sin nadie mas.
Alquiler del coche con capota, 20€ por día, el mas escaso y pequeño. La vuelta lenta, 11 horas, no pierdas el billete por que no te devuelven el dinero, aunque intentes sacar toda tu maldad y despotriques, no te harán caso. Nos fuimos muy a gusto, lentos, pausados, enrolados en una meditación acertada sobre nuestro viaje, conquistamos un lugar para nosotros, es nuestro para siempre y volveremos. Es posible que haya sido el viaje en el que mas veces hemos dicho, ¡Que bien se está aquí!.